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miércoles, 15 de febrero de 2017
EL DESAFÍO DEL CAMBIO CLIMÁTICO
De todas las situaciones excepcionales que afectan hoy al planeta ninguna resulta tan amenazante como los devastadores efectos que impone el calentamiento global. El año 2016 ha sido, en muchas regiones del mundo, incluyendo la Argentina, el más caluroso desde que se comenzó a tener registros, con una temperatura que, entre enero y noviembre, fue 1,69 grados centígrados superior al promedio.
El hecho de que 2016 haya sido el año más caliente desde 1880 contribuye a explicar la desaparición de enormes superficies de hielo polar. La Organización Meteorológica Mundial no sólo confirmó que en agosto se batieron los récords de temperatura registrados en los océanos Pacífico e Índico, sino también que la capa de hielo se ha reducido en un tamaño equivalente a la superficie de la India.
Es un desafío que no reconoce fronteras, que puede generar migraciones masivas, huracanes, amenazas a la producción alimentaria y lluvias intensas o sequías. Si la temperatura promedio global siguiera en aumento, la región sería una de las más afectadas.
A diferencia del presidente Donald Trump, que sostiene que el cambio climático no es más que un fraude chino, los autores argumentan sobre bases científicas. Para ellos, el cambio climático representa uno de los problemas más grandes que debe enfrentar nuestra civilización y su magnitud es tal que no resulta posible aplazar por más tiempo su consideración en todas las actividades que realizamos. No se trata de conmover a la opinión pública con pronósticos agoreros; el propósito es comprender, razonar y encontrar las mejores soluciones. Para el Estado, esto implica la necesidad de promover un nuevo modelo de crecimiento con menores emisiones de carbono.
El trabajo de las academias es sinérgico: analiza la actual relación del hombre con la naturaleza, contempla aspectos tales como los principios de la protección del ambiente, la prevención y el tratamiento político de los conflictos ambientales, la estrategia frente al cambio climático y la educación para la preservación del ambiente. Las cuestiones son ineludibles. ¿Cómo proveer de alimentos y satisfacer las necesidades básicas de una población mundial que crecerá en alrededor de 2000 millones de personas durante los próximos 20 años? ¿Cómo hacerlo en un contexto de creciente escasez de recursos? ¿Es posible mitigar los gases de efecto invernadero?
El libro, eminentemente multidisciplinario, bajo un acercamiento científico y humanístico, plantea una reflexión ética acerca del concepto de progreso en la sociedad actual y promueve afrontar con lucidez el desafío de una convivencia planetaria.
FUENTE: La Nación (Argentina), 15 / 02 / 2017
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