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viernes, 22 de septiembre de 2017
HURACÁN MARÍA, CAMBIO CLIMÁTICO, Y FALTA DE CONCIENCIA
Cuando el Caribe y la Florida apenas empiezan a cuantificar el verdadero alcance de los daños causados por el huracán Irma, el más fuerte de todos los tiempos, y Texas se recupera de las inundaciones dejadas por el huracán Harvey, aparece en el panorama el huracán María, que a los ojos de los expertos podría ser aún más devastador que Irma. Al momento de escribir estas palabras, María ha arrasado ya Dominica y se acercaba a Puerto Rico como un huracán categoría cinco.
Frente a este panorama de devastación hay un consenso entre los científicos: si bien el calentamiento global no es la causa de los huracanes, sí lo es de que su fuerza devastadora sea cada vez mayor. “Las temperaturas superficiales promedio del mar han estado aumentando y algunas regiones del Atlántico Norte y el Golfo de México están más calientes ahora que el promedio”, explicó a la BBC Mundo Bob Ward, director de políticas y comunicación del Grantham Research Institute on Climate Change and the Environment. Y los huracanes se fortalecen en aguas más cálidas.
Seguir negando el calentamiento global y sus consecuencias es un acto insensato. Pero trabajar en mitigar sus consecuencias requiere compromisos desde lo local. Y es allí donde hay una mayor falta de compromiso y de conciencia ambiental.
Vivimos en una sociedad que no ha adquirido los compromisos mínimos con el medio ambiente. El reciclaje, por ejemplo, sigue siendo una práctica que aunque todos saben cómo se realiza, un número mínimo de ciudadanos lo lleva a cabo, y esto por cuanto no hay sanciones por ello.
Así mismo, las normas de protección ambiental son un saludo a la bandera, las prohibiciones de construcción en las rondas de los ríos, la protección de humedales y zonas de reserva, el control de emisión de gases contaminantes, y uno de los más evidentes en Bucaramanga y su área metropolitana: la obligatoriedad de compensación de las especies que han sido taladas para dar paso a construcciones y a las llamadas megaobras, por citar solo algunos.
Y todo esto ocurre porque las entidades encargadas de proteger el medio ambiente como las Corporaciones Autónomas Regionales, se han convertido en fortines políticos que desde hace mucho se alejaron de su carácter técnico y se convirtieron en entidades donde se pagan favores políticos; es así como muchas veces están a merced de los intereses de los poderosos de turno, pero no del medio ambiente.
En este tema, tal vez como en ningún otro, todos los ciudadanos tenemos responsabilidad. Solo hasta que cada persona haga conciencia de sus actuaciones frente al medio ambiente se podrá por fin hacerle frente al cambio climático.
FUENTE: vanguardia.com, 20 / 09 / 2017
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