(AFP) – ¿Puede Estados Unidos comprar Groenlandia como lo hizo con Luisiana en el pasado? La iniciativa del presidente Donald Trump puede parecer un capricho, pero en cualquier caso revela el creciente interés estratégico de su país en el Ártico, por el que se enfrenta con Rusia e incluso con China.
De acuerdo con el periódico The Wall Street Journal, que informó que esta idea estaba siendo evaluada, los propios asesores de la Casa Blanca tuvieron reacciones encontradas en cuanto a la seriedad que se le debía dar a tal solicitud del presidente. Pero Trump ya había preguntado varias veces sobre la posibilidad de que Washington comprara la gigantesca isla ártica de 56,000 habitantes.
Sin embargo, el presidente enfrenta un problema: Groenlandia no es una de esas pequeñas islas paradisíacas que los más ricos pueden pagar. Y, por otro lado, las relaciones internacionales han cambiado desde 1803, cuando la Francia de Napoleón Bonaparte vendió Luisiana a Estados Unidos. En otras palabras, Groenlandia está “abierta a los negocios, no a la venta”, según dijo su propio gobierno.
La isla está institucionalmente unida a Dinamarca, a donde Trump tiene que ir en dos semanas, pero tiene el estatuto de territorio autónomo desde 1979.
Detrás del interés presidencial se esconde una creciente concientización en Estados Unidos de la importancia de Groenlandia pero también de toda la región del Ártico. “La administración descubre, muy tarde, el papel geoestratégico del Ártico”, explicó Heather Conley, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
Además de la visita de Trump a Dinamarca, el vicepresidente Mike Pence viajará a Islandia a principios de septiembre para “expandir las oportunidades comerciales” y “mejorar la seguridad en la región ártica”, y el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, participó en mayo en Finlandia de una reunión del Consejo Ártico.
Oportunidades comerciales
La región se ha convertido en un espacio de poder mundial y de competencia. Para Luke Coffey, experto de Heritage Foundation, “Rusia está en su derecho” de desarrollar sus actividades militares en su casa”, ya que posee la mitad del territorio del Ártico. “El problema es que no hay garantía de que Rusia permanezca dentro de sus fronteras”, agregó, refiriéndose al intervencionismo de Moscú en Georgia, Ucrania o Siria.
China, por su parte, sin ser una potencia regional por derecho propio, ha desarrollado una presencia principalmente económica y científica. Está tejiendo su red para ganar mercados y espera eventualmente beneficiarse de la ruta del norte, que acorta el camino entre los océanos Pacífico y Atlántico.
Estados Unidos “abandonó la región después del fin de la Guerra Fría”, aseguró Conley, estimando que el gobierno de Trump debe llevar a cabo una política que pase de las palabras a la acción. En este contexto, Groenlandia es “estratégicamente importante”. “Groenlandia es absolutamente vital para la defensa y la seguridad de América del Norte”, añadió Coffey, subrayando la importancia de la base aérea estadounidense de Thule, con sus radares indispensables para la defensa antiaérea.
Para hacer frente a Rusia y a China, el experto sugirió ampliar la presencia diplomática estadounidense, en momentos en que Pompeo anunció una representación “a tiempo parcial” en Nuuk, la capital del territorio autónomo. Pero también fortalecer los lazos económicos con Groenlandia, rica en recursos naturales (petróleo, gas, oro, diamantes, uranio, zinc, plomo) y donde Pekín tiene una licencia para una mina de tierras raras.
En su discurso en Finlandia, Pompeo mencionó que “la reducción regular del hielo marino abre nuevas vías de paso y ofrece nuevas oportunidades comerciales”. Sin embargo, fiel al escepticismo del gobierno de Trump en este tema, el diplomático no mencionó el cambio climático, y los defensores medioambientales denunciaron sus dichos como cínicos, puesto que territorios enteros -como Groenlandia– están amenazados por el calentamiento global.
FUENTE: Tec Review , 19/ agosto / 2019
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