La iniciativa apunta a fortalecer una mesa de participación ciudadana para elaborar un marco normativo integral e integrado para el desarrollo y preservación del arbolado urbano en la ciudad de Paraná. La gestión de ese espacio está a cargo de la Subsecretaría de Ambiente y Acción Climática de la Municipalidad, dependiente de la Secretaría de Participación y Gestión Comunitaria, y se encargaría de trazar estrategias de adaptación, mitigación y resiliencia frente a las causas y efectos del cambio climático.
“Esta iniciativa se desarrolla sobre uno de los tres ejes de la agenda ambiental que ha propuesto el intendente Adán Bahl: la gestión integral de residuos sólidos urbanos, el desarrollo del arbolado urbano y la preservación de los humedales, con la particularidad que lo hace desde una metodología participativa”, resaltó Granetto.
El concejal del Frente Creer Entre Ríos señaló que “se trata del perfil de ciudad que pretendemos, si creemos que una Paraná verde y saludable es posible, debemos construirla entre todos, a través de procesos claros, contundentes, con un abordaje sistémico, y una conciencia social genuina desde la participación y el compromiso del vecino” y agregó: “Hoy tenemos un déficit de 15 mil árboles en la ciudad, por lo cual tenemos que consolidar un plan sistemático para alcanzar ese objetivo y eso es pensar en presente y en futuro”.
En esa línea de acción, la Municipalidad de Paraná ha elaborado un plan para la forestación de las veredas de la ciudad que fue elaborada por la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNER. El objetivo es plantar en cada calle el árbol que se considera más adecuado para esa ubicación, teniendo en cuenta el ancho de vereda, la orientación, la adaptación de la especie al ámbito urbano y razones ornamentales. Hace unos días el Vivero Municipal comenzó la entrega al público de distintas especies: fresno, lapacho, jacarandá, palmeras pindó, crespón, falsa caoba, acacia carnaval, entre otros.
Granetto resaltó que “muchas de las funciones del arbolado urbano se traducen en beneficios para las personas” y agregó que la forestación urbana brinda a la comunidad “servicios culturales (recreación, patrimonial, estéticos, salud mental y física, símbolo, identidad), de regulación y mantenimiento (temperatura y humedad local, la calidad del aire, secuestro de carbono, polinización y ritmos de vida en distintas estaciones) y de aprovisionamiento (biomasa vegetal, alimentos)”.
Entonces, consideró que “es indispensable incorporar nuevas herramientas para mejorar los conocimientos, el monitoreo, la recolección de datos y el análisis de las distintas especies, a fin de diseñar políticas públicas y disponer de medios humanos y recursos financieros suficientes para su desarrollo”.
En ese escenario es que surge la idea de desarrollar esta propuesta normativa a través de una Mesa del Arbolado Urbano, con una participación amplia de expertos, actores sociales y territoriales, con el objetivo de generar políticas que fomenten una cultura y conciencia social del valor y el cuidado del arbolado.
En esta mesa se pondrán en consideración los aspectos generales de lo que sería una nueva normativa, contemplando espacios verdes, áreas protegidas, árboles protegidos; la elaboración de un plan de arbolado integral y zonal, qué especies se permitirán y cuáles no; la definición de una identidad arbórea por zonas, corredores biológicos y de gestión de cuencas, árboles autóctonos, especies invasoras, déficit arbóreo por zonas; la elaboración de planes de educación ambiental y conciencia social, entre otras cuestiones.
FUENTE: Análisis , 18-06-2020
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