El deshielo hace accesible grandes recursos naturales y posibilita la agricultura, pero Greenpeace reclama prudencia. El cambio climático también atrae a turistas a la isla.
Isla verde: el nombre de la isla más grande del mundo tiende a despistar. Se supone que los primeros colonizadores nórdicos la bautizaron deliberadamente así para atraer más colonos. Pero en Groenlandia no hay mucho verde. Gran parte de la isla está situada encima del círculo polar y casi toda la superficie está cubierta de una capa de hielo que alcanza un grosor máximo de 3400 metros. “Isla blanca” sería un nombre más adecuado.
Las condiciones son extremas. La agricultura es muy limitada y los icebergs comprometen la navegación. Pero esto podría cambiar. Los efectos del calentamiento de la tierra se notan cada vez más. Por muchos, y con razón, considerado una catástrofe, el fenómeno efectivamente podría beneficiar a los groenlandeses.
Oro negro
Bajo el hielo, Groenlandia dispone de grandes cantidades de recursos naturales como petróleo, gas natural y varios metales, inaccesibles hasta ahora. Pero el deshielo está avanzando. La economía se basa tradicionalmente en la pesca y la exportación de pescado. Con el acceso a los recursos naturales citados todo cambiaría. Las primeras actividades petroleras ya alertaron a Greenpeace, que teme el impacto en el ecosistema y la destrucción de hábitats naturales de gran número de especies: “Las condiciones árticas entrañan mayores riesgos técnicos y un accidente petrolero tendría consecuencias dramáticas”, advierten los ecologistas.
Turismo sensacionalista
Además de las empresas petroleras, el cambio climático atrae a miles de turistas. Antiguamente solo interesante para los más aventureros, Groenlandia se está convirtiendo en un destino para gente que quiere experimentar las consecuencias del cambio climático de cerca. Muchos daneses, pero también franceses, alemanes o canadienses vienen sobre todo en verano para ver perros de trineo, los trajes de los inuit y los icebergs derritiéndose. Quieren verlo “antes de que desaparezca.” Hoy, el turismo es la mayor fuente de ingreso de divisas después de las exportaciones de pescado.
Fresas groenlandesas
La cría de ovejas y la agricultura se realizan casi exclusivamente en el sur de la isla y no contribuyen de manera considerable a la economía. Sin embargo, el calentamiento y el deshielo hacen posible el cultivo de verduras como brócoli y pepinos. Para los inuit son alimentos exóticos que carecen de nombre en groenlandés así que ambos se llaman simplemente “ensalada”. También se experimenta con el cultivo de patatas y hasta de fresas en invernaderos, alimentos que todavía son costosos bienes de importación.
Política y económicamente, Groenlandia depende de Dinamarca. Desde 1979 tiene el estatus de una “región autónoma dentro del Reino Dinamarca” y cuenta con dos escaños en el parlamento danés.
FUENTE: DW,
Fecha 13.08.2013
Autor Peter Eßer
Editor Emilia Rojas
Las condiciones son extremas. La agricultura es muy limitada y los icebergs comprometen la navegación. Pero esto podría cambiar. Los efectos del calentamiento de la tierra se notan cada vez más. Por muchos, y con razón, considerado una catástrofe, el fenómeno efectivamente podría beneficiar a los groenlandeses.
Oro negro
Bajo el hielo, Groenlandia dispone de grandes cantidades de recursos naturales como petróleo, gas natural y varios metales, inaccesibles hasta ahora. Pero el deshielo está avanzando. La economía se basa tradicionalmente en la pesca y la exportación de pescado. Con el acceso a los recursos naturales citados todo cambiaría. Las primeras actividades petroleras ya alertaron a Greenpeace, que teme el impacto en el ecosistema y la destrucción de hábitats naturales de gran número de especies: “Las condiciones árticas entrañan mayores riesgos técnicos y un accidente petrolero tendría consecuencias dramáticas”, advierten los ecologistas.
Turismo sensacionalista
Además de las empresas petroleras, el cambio climático atrae a miles de turistas. Antiguamente solo interesante para los más aventureros, Groenlandia se está convirtiendo en un destino para gente que quiere experimentar las consecuencias del cambio climático de cerca. Muchos daneses, pero también franceses, alemanes o canadienses vienen sobre todo en verano para ver perros de trineo, los trajes de los inuit y los icebergs derritiéndose. Quieren verlo “antes de que desaparezca.” Hoy, el turismo es la mayor fuente de ingreso de divisas después de las exportaciones de pescado.
Fresas groenlandesas
La cría de ovejas y la agricultura se realizan casi exclusivamente en el sur de la isla y no contribuyen de manera considerable a la economía. Sin embargo, el calentamiento y el deshielo hacen posible el cultivo de verduras como brócoli y pepinos. Para los inuit son alimentos exóticos que carecen de nombre en groenlandés así que ambos se llaman simplemente “ensalada”. También se experimenta con el cultivo de patatas y hasta de fresas en invernaderos, alimentos que todavía son costosos bienes de importación.
Política y económicamente, Groenlandia depende de Dinamarca. Desde 1979 tiene el estatus de una “región autónoma dentro del Reino Dinamarca” y cuenta con dos escaños en el parlamento danés.
FUENTE: DW,
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