El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en ingles) ha puesto en evidencia, más allá de toda duda, que somos los seres humanos quienes estamos destruyendo nuestro clima.
El Grupo afirmó también que el problema tiene sin duda solución, que las energías renovables son la vía para alcanzarla, y que la energía nuclear no lo es.
El IPCC de las Naciones Unidas es la autoridad más respetada del mundo en materia de clima. Este informe del IPCC tomó cuatro años para su elaboración. Abarca los trabajos de varios centenares de científicos del clima y más de mil escenarios computerizados de lo que pudiera estar sucediendo en los patrones climáticos globales.
El trabajo del Grupo ha desacreditado definitivamente el argumento empresarial de que las emisiones de carbono producidas por el ser humano no están afectando el cambio climático. Para evitar una catástrofe total, afirma el IPCC, se debe reducir la expulsión a la atmósfera de los gases que provocan el calentamiento global en un 40 a 70 por ciento de los niveles correspondientes a 2010.
Aunque esta advertencia es grave, el informe ofrece tres buenas noticias.
En primer lugar, disponemos de cerca de 15 años para recortar esas emisiones.
En segundo lugar, las tecnologías renovables que permitirían lograr el objetivo están ya disponibles.
Y en tercer lugar, el costo es manejable.
Aunque 2030 puede parecer un plazo ajustado para una transición definitiva hacia Solartopia, la instalación de tecnologías de energía verde se ha simplificado y su instalación es mucho más rápida que la de sus competidoras, especialmente los reactores atómicos. También son mucho más baratas, y además disponemos del capital necesario.
La industria de los combustibles fósiles ha desestimado durante mucho tiempo la idea de que sus emisiones están alterando el clima de nuestra Tierra.
Las compañías petroleras y los partidarios de los reactores atómicos han descartado la posibilidad de que las energías renovables lleguen a cubrir las necesidades energéticas de la humanidad. Sin embargo, el IPCC confirma que las tecnologías verdes, que suman a la eficiencia la conservación, pueden resolver el asunto a un precio abordable.
“No cuesta un mundo salvar el planeta”, asegura el profesor Ottmar Edenhofer, el economista que dirigió el equipo del IPCC.
El informe cita la energía nuclear como un medio posible de reducción de las emisiones industriales de carbono. Pero también pone de relieve las considerables barreras que imponen la financiación y la oposición pública. Sumándose a una preocupación generalizada por el impacto ecológico, la duración de la puesta en funcionamiento, las incertidumbres de producción y los irresolubles problemas de los residuos, el énfasis positivo del informe sobre las energías renovables establece prácticamente la irrelevancia de la energía nuclear.
Algunos científicos del clima han defendido recientemente la energía atómica como una solución para el calentamiento global. Pero su portavoz más prominente, el Dr. James Hansen, también expresa sus serias dudas sobre la actual generación de reactores, incluyendo Fukushima, a los que califica de “vieja tecnología.”
En su lugar, Hansen aboga por una nueva generación de reactores.
Sin embargo, los diseños todavía no se han probado y los calendarios de puesta en funcionamiento se extienden durante decenios. La financiación es un obstáculo importante, y también lo es la eliminación de los residuos y la amplia oposición pública, que seguramente habrá de acentuarse con la confirmación del IPCC de que las energías renovables pueden proporcionar energía mucho más barata en menos tiempo.
Con este plazo anunciado de 15 años para la reducción masiva de carbono, el IPCC ha descartado de manera efectiva cualquier posibilidad de que una nueva generación de reactores pudiera ser de utilidad. Y con su claro respaldo a la energía verde como solución tangible, factible y asequible para la crisis climática, las opiniones a favor de la opción nuclear han sufrido un serio y múltiple revés.
Con la energía verde, afirma el profesor británico y presidente adjunto del IPCC Jim Skea, tenemos al alcance de la mano una solución renovable. “En realidad, conseguirlo es asequible, y la gente no va a tener que sacrificar sus aspiraciones de mejora de su nivel de vida.”
The Progressive, 21/ 04/ 2014
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