En este mundo nada de lo que importa de verdad parece cambiar al ritmo adecuado. Ya a mediados de los 90 surgió el movimiento anti-globalización, que alcanzó su máximo apogeo en 1999 en Seattle. Una de sus luchas ha sido la alerta sobre el cambio climático. Dos décadas han pasado y el camino sigue lleno de piedras: La conferencia sobre cambio climático COP20, celebrada en diciembre de 2014 en Lima ha tenido resultados decepcionantes.
El borrador final con el compromiso acordado por los 195 países participantes es, según asociaciones ecologistas, “un texto peligrosamente débil” de apenas cuatro páginas. Los principales frenos han sido Estados Unidos y China, la primera, la actual potencia mundial, en decadencia, la segunda, la sucesora al trono que espera impaciente y con gran ambición, su momento para brillar. Los intereses industriales por encima de los ambientales.
De eso es precisamente de lo que trata el nuevo libro de la periodista e investigadora canadiense Naomi Klein “Esto lo cambia todo: capitalismo vs. cambio climático”, presentado en septiembre de 2014 en Londres con un destacado anfitrión, Owen Jones, un periodista y escritor británico activo representante de la política de izquierdas y cercano al español Pablo Iglesias y su partido Podemos. “El sistema económico ha declarado la guerra al planeta”, dice Klein.
En una entrevista para un programa de televisión llamado Democracy Now, la autora explica el título del libro: “El cambio climático cambia todo, porque estamos rumbo hacia un calentamiento de entre cuatro y seis grados centígrados. Hemos llegado a 0,7 o 0,8 grados centígrados, y ya estamos viendo sus efectos. Una vez llega el calentamiento a ese nivel, los modelos comienzan a ser imprecisos, los científicos del clima no saben qué esperar. Las cosas empiezan a comportarse de una manera no lineal. Lo cambia todo en cuanto a nuestro mundo físico, si nosotros simplemente hacemos lo que estamos haciendo y seguimos por este camino”, sentencia la escritora.
Klein saltó a la fama con el libro “No Logo” publicado en el 2000 en inglés y un año después en español, con el que reflexiona sobre el poder de las marcas y el consumismo. Otra de sus obras más relevantes fue “La Doctrina del Shock” (2007), de la que también se grabó un documental, que habla de cómo se consiguió la desregularización de los mercados en los Estados modernos a través de hechos traumáticos para la sociedad, como lo fue, en 1973, el golpe de Estado de Augusto Pinochet y la posterior dictadura en Chile. La canadiense confiesa que su último libro ha sido “el más difícil que jamás haya escrito, porque la investigación me ha conducido a buscar respuestas radicales. No tengo duda alguna de su necesidad, pero me pregunto todos los días sobre su factibilidad política”.
Daniel Tanuro, teórico marxista y ecosocialista belga, escribe en Viento Sur: “[Klein] Levanta una requisitoria implacable y muy convincente contra las grandes asociaciones medioambientales –algunas de las cuales son acusadas de haberse fusionado con el sistema. Como alternativa, aboga por la construcción de movimientos de masas.
La autora admite que “el tipo de contrapoder que tiene una posibilidad de cambiar la sociedad a una escala parecida a lo que se necesita no existe por ahora” (p. 156)”.
Por otro lado, Tanuro echa en falta que no se haya explicado con detalle el mecanismo del cambio climático y sus consecuencias, con lo que se ha perdido una gran oportunidad para educar al gran público.
Pero todo esto tiene también un lado positivo, o eso pretende transmitir la periodista en su libro: “Tenemos la oportunidad de salir de ese camino, pero para hacerlo, tenemos que cambiar casi todo, o algunas cosas realmente fundamentales, acerca de nuestro sistema económico. La buena noticia es que las cosas que tenemos que cambiar, muchos de ellas no funcionan de todos modos. Tenemos que hacer grandes inversiones en la esfera pública, lo que crearía millones de buenos empleos. Tenemos que invertir en salud, en educación, en las ciencias. Y al hacerlo, vamos a abordar uno de los problemas más difíciles que enfrentamos, que es la grave desigualdad de la riqueza.
No podemos luchar contra el cambio climático sin hacer frente a la desigualdad en nuestros países y entre nuestros países. Así que el argumento que estoy exponiendo esta realmente lleno de esperanza. (…) esto no va a ser el tipo de cambio que viene de lo alto; va a ser el tipo de cambio que se exige por parte de los movimientos sociales desde abajo.”
El número de personas preocupadas respecto al medio ambiente, el cambio climático y el impacto que el actual sistema político tiene sobre nuestro planeta está creciendo exponencialmente en los últimos años. Y eso, como dice Naomi Klein en su libro, lo cambia todo.
FUENTE: Ana Sánchez, En positivo, 23 / 12 / 2014
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