El aviso que el mar volvió a dar hace una semana acabó por hacerse viral; es difícil encontrar a alguien que no haya visto esas olas gigantescas golpear un edificio de la costa de Tenerife, en las islas Canarias. Las imágenes son un nuevo recordatorio de los impactos del incremento del nivel del mar y de los daños que en el futuro se originarán debido al cambio climático. Europa se juega mucho –también en términos económicos– en la batalla internacional contra el calentamiento.
La Unión Europea se arriesga a perder a final de siglo el equivalente al 1,9% de su Producto Interior Bruto (PIB). O expresado de otra forma: Europa puede sufrir unas pérdidas anuales de al menos 240.000 millones de euros si el calentamiento global a final de siglo supera los tres grados centígrados, como indican las proyecciones actuales que va a ocurrir si las principales potencias del planeta no dan un volantazo en sus políticas de reducción de gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global según el consenso científico.
Esa estimación de pérdidas se recoge en el último informe de seguimiento de los impactos del cambio climático que elabora el Centro Común de Investigación. Este centro –conocido por sus siglas en inglés JRC– es el órgano asesor científico de la Comisión Europea y se encarga de proporcionar a los representantes políticos información para que adopten decisiones, por ejemplo, en materia de lucha contra el calentamiento global.
Fuentes del JRC explican que las pérdidas del informe se refieren solo a seis grandes áreas en las que los investigadores tienen claras las repercusiones económicas. El equipo encargado del análisis –formado por casi medio centenar de especialistas– ha calculado las pérdidas vinculadas a la mortalidad relacionada con las olas de calor, las inundaciones en la costa, la bajada en la productividad laborar, los impactos en la agricultura, las inundaciones causadas por los ríos y los gastos energéticos de los hogares. Y ha establecido dos grandes escenarios: uno en el que se cumple el Acuerdo de París –y el aumento medio de la temperatura del planeta a final de siglo se queda por debajo de los dos grados centígrados– y otro en el que se fracasa –y la temperatura sube por encima de los tres grados–.
Para el primero de los escenarios el JRC calcula unas pérdidas anuales a final de siglo de 79.000 millones de euros –un 0,65% del PIB–; si se superan los tres grados centígrados, las pérdidas que se calculan en el informe se multiplicarían por tres, hasta los 240.000 millones de euros.
El sur más expuesto
Si al conjunto de la Unión Europea le conviene que el calentamiento quede dentro de los límites que establece el Acuerdo de París, a España –que ni siquiera cuenta aún con una ley de cambio climático– mucho más. Porque la región del sur de la UE –donde se encuadran Portugal, España, Italia, Grecia, Bulgaria, Eslovenia, Chipre y Malta– será la que sufra los mayores impactos económicos.
El análisis del JRC resalta que de media la temperatura diaria en verano puede incrementarse a final de siglo en 4,7 grados en la Península ibérica, más del doble de los previsto, por ejemplo, en el Reino Unido.
Para la zona sur de la UE el informe calcula unas pérdidas anuales de alrededor del 4,2% del PIB si se llega al escenario de los tres grados, más del doble que la media de Europa. "El sur sufrirá ocho veces más de impactos que el norte", resumen fuentes del JRC, que resaltan como una de las conclusiones de este informe la "gran asimetría geográfica de los impactos que debería llevar a actuar a los Estados sureños. Pero, curiosamente, los tres países de la UE que más aumentaron sus emisiones de gases de efecto invernadero entre 1990 y 2016 están en la región meridional. Según los inventarios de la ONU, mientras que la UE redujo en su conjunto un 24% sus emisiones en ese periodo, Chipre, Portugal y España las aumentaron en un 56,9%, un 13,1% y un 12,9% respectivamente durante esos 26 años.
Mortalidad y olas de calor
En el cálculo global de pérdidas económicas del JRC para el conjunto de la UE, la mortalidad asociada a las olas de calor ocupa el primer lugar. "Representa alrededor de la mitad de las pérdidas en el escenario de calentamiento alto", señala el informe.
Y también en este apartado el sur sale muy mal parado. En estos momentos, el informe establece que cada año mueren en la UE 2.692 personas por razones vinculadas a las olas de calor. En el mejor de los escenarios (un aumento de la temperatura de dos grados), esa cifra aumentaría a final de siglo hasta las 57.674 muertes anuales. En el peor de los escenarios (más de tres grados), las muertes se incrementarían hasta las 132.150; y más del 60% se concentrarían en la región sur.
Inundaciones en la costa
El informe recuerda que un tercio de los europeos vive en este momento en la franja de los 50 primeros kilómetros de costa. "Si no se toman medidas de adaptación, los daños anuales por las inundaciones debidas al cambio climático podrían aumentar entre 20 y 50 veces", advierte el JRC. Por eso, estos especialistas recomiendan "estrategias de adaptación de la costa a largo plazo" para evitar así "grandes daños económicos y el desplazamiento de la población".
En estos momentos, los daños por este tipo de inundaciones suponen al año 1.250 millones de euros en la UE (la mitad de las pérdidas se centran en Reino Unido, Francia e Italia). En el peor de los escenarios previstos –el de los tres grados– las pérdidas anuales por las inundaciones se incrementarían a final de siglo hasta los 59.800 millones de euros. Y más de 2,1 millones de personas resultarán afectadas.
"La principal causa [de las pérdidas ] es el aumento del nivel del mar, que a su vez aumenta la magnitud de las inundaciones costeras", apunta el informe. "Se prevé que los mayores daños económicos sean para Francia, Reino Unido e Italia", añade.
España, donde esas enormes olas son un recordatorio del calentamiento global, las pérdidas anuales a finales de siglo por esas inundaciones costeras podrían superar los 3.000 millones de euros si fracasa la lucha contra el cambio climático.
UN PLAN DE REDUCCIÓN DE EMISIONES DE LARGO RECORRIDO
Bruselas tiene previsto presentar esta semana el documento que servirá para que la UE cuente con una estrategia a largo plazo —hasta 2050— de reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero. La UE ya se ha comprometido a recortar al menos un 40% sus emisiones en 2030 respecto a los niveles de 1990. Lo que necesita ahora es fijar una trayectoria de largo recorrido.
Una decena de países —entre los que figuran Francia, Italia y España— han enviado a la Comisión un escrito en el que instan a que esa estrategia fije de forma clara y detallada para que en 2050 las emisiones de gases de efecto invernadero sean cero. Dentro de ese grupo de presión a favor de políticas climáticas más ambiciosas falta —como viene ocurriendo en los últimos meses— Alemania, que hace un año ya reconoció que no cumplirá en 2020 con el objetivo que tenía fijado de reducción de gases de efecto invernadero. Antes de que se firmara el Acuerdo de París, los miembros de la UE se fijaron una meta para 2050 de una reducción del 80% de sus gases de efecto invernadero. Ahora, los firmantes de la carta esgrimen que es necesario ser más ambiciosos e ir hacia las emisiones cero en 2050.
El documento que presentará la Comisión, en principio, no se decantará por una sola alternativa. Lo previsible es que se ofrezcan varias vías y que los Estados acaben acordando la ruta a seguir.
FUENTE: El País , 26 / nov / 2018
No hay comentarios.:
Publicar un comentario