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lunes, 23 de julio de 2018

¿PUEDE CHINA COMBATIR EL CAMBIO CLIMÁTICO?


China está llevando a cabo esfuerzos en aras de «ganar la batalla por los cielos azules».
China está llevando a cabo esfuerzos en aras de «ganar la batalla por los cielos azules».
Foto: Reuters

BEIJING.–Pudiera parecerle a algunos un sinsentido andar por las calles de Beijing con máscaras que tapen la boca, pero eso lo dicen aquellos que no han sentido un aire tan denso y contaminado que hasta la nariz puede llegar a sangrar.
China tiene ante sí un camino largo y difícil para hacer frente al cambio climático, y dejar de ser el mayor contaminante a nivel global es apenas la punta del iceberg.
El compromiso y las acciones existen. En su discurso de año nuevo, el presidente del gigante asiático, Xi Jinping, aseguró que el 2018 sería trascendental y que su país apoyaría a la autoridad de las Naciones Unidas y continuará en la lucha contra el cambio climático.
EL GIGANTE ASIÁTICO, LOS CIELOS AZULES Y EL CARBÓN
Ir dejando atrás el uso del carbón y dar el paso hacia energías limpias es uno de los principales retos de China, a pesar de que hace años existen compromisos y planes establecidos desde los más altos niveles políticos.
En el país más poblado del mundo el carbón se utiliza para producir alrededor de dos tercios de la energía que allí se consume, y esto se ve acompañado por la gran cantidad de vehículos que circulan por la carretera y producen un smog que a veces hace imposible salir a las calles.
Pero hace cinco años, la nación asiática emprendió una «guerra contra la contaminación» y, en ese contexto, se inserta el plan de acción contra la polución para el periodo 2018-2020, que fue dado a conocer recientemente por el Consejo de Estado.
La meta es «ganar la batalla por unos cielos azules», y para ello se trabajará por reducir el consumo de carbón en un 10 % en regiones claves como Beijing, Tianjin, Hebei, Shandong y Henan; se impedirá más capacidad para la producción de acero, coque y aluminio primario en dichos sitios hasta el 2020; y se fijaron las ventas de vehículos eléctricos en dos millones de unidades anuales, con el fin de reducir la contaminación en las carreteras (previamente, China había exigido que para el 2025 uno de cada cinco vehículos vendidos en el país deberá usar combustibles alternativos).
El documento plantea que las ciudades de nivel de prefectura y superior deberán alcanzar un número de días con aire limpio del 80 % anual y el porcentaje de días de contaminación intensa deberá caer más de un 25 % respecto a los niveles del 2015, de acuerdo con Xinhuanet.
La referida agencia de prensa explicó que para lograr todo esto las autoridades optimizarán la estructura industrial del país, promoverán la energía limpia y fortalecerán la coordinación regional.
Otro plan del Consejo de Estado, que se remonta al pasado año, se refiere al desarrollo de las energías renovables en todo el país, con una inversión de 365 millones de dólares para realizar controles de emisiones nocivas a la atmósfera por parte de las industrias, mejorar la gestión de recursos y eficiencia energética, y dar un mayor apoyo a políticas de financiación y desarrollo tecnológico. Gracias a ello también se generarán más de 13 millones de empleos.
En este plan se presta especial atención al desarrollo de la energía circular, que consiste en alargar la cadena de valor de los productos y reutilizar los desechos en aras de reducir el número de residuos.
Por ahora, el tiempo, esfuerzo y dinero invertido comienza a dar resultados. Según el representante especial de China para el cambio climático, Xie Zenhua, citado por Xinhua, «a finales del 2017 el país asiático había reducido las emisiones de carbono por unidad del PIB en un 46 %, respecto al 2005, alcanzando antes de lo previsto el objetivo fijado de entre un 40 % y un 45 % para el 2020».
COMPROMISO POR UN MUNDO MEJOR
 A inicios del mes de julio, María se convirtió en el octavo tifón que llegó a China y tocó tierra por la provincia de Fujian, con intensas ráfagas de hasta 150 km/h. El fenómeno meteorológico paralizó comunicaciones ferroviarias y aéreas en regiones afectadas, y las pérdidas económicas se calculan en 75 millones de dólares.
Esta situación había sido pronosticada por el Banco Asiático de Desarrollo, institución que también advirtió que debido al cambio climático las precipitaciones aumentarán hasta un 50 % en la región asiática y del Pacífico, con tifones más intensos y ciclones tropicales. En la nación de Xiaun se recuerda el tifón Nina, de 1975, que además de numerosos daños materiales dejó a su paso más de 200 000 muertos.
Los fenómenos naturales no afectan exclusivamente a China, es por ello que el  trabajo de manera conjunta y efectiva es fundamental, algo que el Gigante Asiático sabe bien, y en ese sentido se ha convertido en uno de los actores más importantes en la lucha contra el cambio climático. Prueba de ello fue su adhesión al Acuerdo de París, el cual propuso limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados Celsius con respecto a los niveles preindustriales.
En su intervención en la cita, el presidente Xi Jinping afirmó: «La conferencia de París no es la meta, sino el punto de partida de una gobernanza global. Tenemos que forjar un futuro compartido, un futuro de cooperación en el que cada país aporta en función de sus capacidades».
En aquel entonces se pensó que China y Estados Unidos liderarían la lucha contra el cambio climático a nivel global, sin embargo, con la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, el panorama cambió radicalmente. La decisión del mandatario estadounidense de retirarse del Acuerdo de París fue criticada, mientras que otras naciones reiteraron su compromiso con el documento y sus metas.
En ese sentido, y tras la noticia del retiro, el primer ministro chino Li Keqiang aseguró en conferencia conjunta con la canciller federal alemana Angela Merkel, que «está en el interés de  mi país trabajar paso a paso y con el resto de la comunidad mundial hacia el desarrollo sostenido y por la protección del medio ambiente».
Por su parte, en octubre del pasado año, durante su discurso inaugural en el XIX Congreso del Partido Comunista de China (PCCH), su Secretario General y también presidente chino, Xi Jinping, señaló: «Ningún país por sí solo puede hacer frente a los retos actuales (...) ­debemos trabajar juntos en la construcción de un futuro para la humanidad con un mundo abierto, inclusivo, limpio y hermoso, un mundo con paz duradera, seguridad universal y prosperidad común».
UNA CIVILIZACIÓN ECOLÓGICA
Como parte de su compromiso medioambiental, recientemente la provincia china de Guizhou acogió la décima edición de la Conferencia Anual Eco Fórum Global, bajo el lema «Una nueva era de eco-civilización: desarrollo verde, priorizando la eco-conservación». Durante el evento, y en declaraciones exclusivas a Granma, Pauline Houl Pauline Houl, secretaria general de la Cámara Suiza de Comercio y una de las organizadoras del mismo, afirmó que tras la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París, el Gigante Asiático tiene un rol fundamental y destacó el compromiso con los planes para construir una civilización ecológica, que se basa en una sociedad de ahorro de recursos y amigable con el medio ambiente.
Houl recordó la visión del Presidente chino, quien considera que los esfuerzos deben realizarse de generación en generación en aras de crear una armonía entre la humanidad y la naturaleza.
Según el Plan Quinquenal (2016-2020) del país, titulado «El verde es oro», China se compromete para el 2020 a disminuir el consumo de agua en un ­­23 %, el de energía en un 15 % y las emisiones de CO2 por unidad en un 18 %.
Hace años, cuando apenas daban los primeros pasos para enfrentar el cambio climático, el exsecretario general de la ONU, Ban Ki-moon, afirmaba: «el mundo se enfrenta a muchos desafíos para construir un futuro de paz, dignidad humana y buenas relaciones entre vecinos (...) el actual liderazgo de China será esencial».
FUENTE: Granma ,  19 / julio / 2018

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