El empleo de diferentes fuentes de energías alternativas en el Valle del Cauca para producir electricidad ha llevado a este departamento a convertirse en uno de los líderes en este campo en Colombia.
Precisamente esta región cuenta con diferentes fuentes de biomasa, como son los residuos avícolas, porcícolas, forestales, agrícolas y urbanos, a través de los cuales se pueden generar diferentes aprovechamientos energéticos para producir biogás, bioelectricidad o biocombustibles.
Según el informe titulado 'Enfoque competitivo: el poder de la bioenergía', de la Cámara de Comercio de Cali (CCC), “Colombia registró una capacidad instalada de bioenergía de 296 megavatios(MW) en 2017, 16,1 por ciento más frente a 2016, de los cuales 292 MW son a base de biomasa sólida y 4 MW a partir de biogás”.
Este reporte destaca, además, que: “una de las industrias que ha aprovechado la ventaja competitiva que representa la biomasa es la agroindustria de la caña de azúcar. Actualmente, este sector lidera la cogeneración de energía en el país, la cual representa 91,4 por ciento de la cogeneración nacional”.
De acuerdo con XM S.A. E.S.P, entidad que opera el Sistema Interconectado Nacional (SIN) y que administra el mercado de energía en Colombia, durante el año 2017 la agroindustria de la caña inyectó al SIN 576 gigavatios hora GWh de energía eléctrica.
El principal cogenerador de la región en 2017, precisa la CCC, fue Proenca 1 con el 22,5 por ciento del total; seguido por los ingenios Risaralda y Providencia, con 20,4 por ciento de participación cada uno.
Juan Carlos Mira, presidente de Asocaña, al respecto señala que “mediante la cogeneración, la agroindustria de la caña contribuye a la seguridad energética nacional de manera sostenible con el medio ambiente. En 2017 se generaron 1.487 GWh de energía eléctrica, que es suficiente para atender las necesidades de 1 millón de colombianos. Es decir, la que requiere una ciudad como Cartagena o la mitad de Cali”.
Además, el Valle del Cauca, según Alejandro Ossa Cárdenas, director ejecutivo de Invest Pacific, “aporta más del 98 por ciento de la cogeneración de la energía eléctrica nacional a partir de biomasa, gracias a su potente industria azucarera, alcanzando 300 MW, de los cuales casi 100 MW son excedentes entregados al sistema nacional”.
Proteína blancaPrecisamente esta región cuenta con diferentes fuentes de biomasa, como son los residuos avícolas, porcícolas, forestales, agrícolas y urbanos, a través de los cuales se pueden generar diferentes aprovechamientos energéticos para producir biogás, bioelectricidad o biocombustibles.
Según el informe titulado 'Enfoque competitivo: el poder de la bioenergía', de la Cámara de Comercio de Cali (CCC), “Colombia registró una capacidad instalada de bioenergía de 296 megavatios(MW) en 2017, 16,1 por ciento más frente a 2016, de los cuales 292 MW son a base de biomasa sólida y 4 MW a partir de biogás”.
Este reporte destaca, además, que: “una de las industrias que ha aprovechado la ventaja competitiva que representa la biomasa es la agroindustria de la caña de azúcar. Actualmente, este sector lidera la cogeneración de energía en el país, la cual representa 91,4 por ciento de la cogeneración nacional”.
De acuerdo con XM S.A. E.S.P, entidad que opera el Sistema Interconectado Nacional (SIN) y que administra el mercado de energía en Colombia, durante el año 2017 la agroindustria de la caña inyectó al SIN 576 gigavatios hora GWh de energía eléctrica.
El principal cogenerador de la región en 2017, precisa la CCC, fue Proenca 1 con el 22,5 por ciento del total; seguido por los ingenios Risaralda y Providencia, con 20,4 por ciento de participación cada uno.
Juan Carlos Mira, presidente de Asocaña, al respecto señala que “mediante la cogeneración, la agroindustria de la caña contribuye a la seguridad energética nacional de manera sostenible con el medio ambiente. En 2017 se generaron 1.487 GWh de energía eléctrica, que es suficiente para atender las necesidades de 1 millón de colombianos. Es decir, la que requiere una ciudad como Cartagena o la mitad de Cali”.
Además, el Valle del Cauca, según Alejandro Ossa Cárdenas, director ejecutivo de Invest Pacific, “aporta más del 98 por ciento de la cogeneración de la energía eléctrica nacional a partir de biomasa, gracias a su potente industria azucarera, alcanzando 300 MW, de los cuales casi 100 MW son excedentes entregados al sistema nacional”.
Otro jugador que está incursionando en el mundo de la bioenergía es el de la proteína blanca (producción de pollo, huevo, cerdo y sus derivados). Actualmente, el Valle del Cauca y Cauca son los principales productores de este renglón económico en el país, con un 22 por ciento de participación, precisa la CCC.
El aumento de la producción nacional de proteína blanca en los últimos años en esta región representa, según la CCC, una oportunidad para aprovechar energéticamente los residuos orgánicos de esta industria, como la porquinaza, pollinaza, gallinaza, entre otros.
El avance en este tema es tan significativo que en 2017 se inauguró, en el norte del Cauca, la primera planta de biogás que genera energía eléctrica a partir de gallinaza. Este proyecto espera culminar con una capacidad de 4 MW, de los cuales aportará al menos 2 MW al SIN.
Otras empresas de esta industria se encuentran desarrollando pilotos y/o evaluaciones de su potencial de generación eléctrica, los cuales aumentarían la capacidad de la región en, al menos, 2 MW de energía en los próximos 2 años, advierte el reporte de la CCC. Sobre este punto, Ossa señala que “el incremento de la región en los sectores avícola y porcícola lo ubica en el tercer mayor productor, para lo cual emplea residuos de animales que son transformados para la generación de biocombustibles como el biogás”.
El bioetanolEl aumento de la producción nacional de proteína blanca en los últimos años en esta región representa, según la CCC, una oportunidad para aprovechar energéticamente los residuos orgánicos de esta industria, como la porquinaza, pollinaza, gallinaza, entre otros.
El avance en este tema es tan significativo que en 2017 se inauguró, en el norte del Cauca, la primera planta de biogás que genera energía eléctrica a partir de gallinaza. Este proyecto espera culminar con una capacidad de 4 MW, de los cuales aportará al menos 2 MW al SIN.
Otras empresas de esta industria se encuentran desarrollando pilotos y/o evaluaciones de su potencial de generación eléctrica, los cuales aumentarían la capacidad de la región en, al menos, 2 MW de energía en los próximos 2 años, advierte el reporte de la CCC. Sobre este punto, Ossa señala que “el incremento de la región en los sectores avícola y porcícola lo ubica en el tercer mayor productor, para lo cual emplea residuos de animales que son transformados para la generación de biocombustibles como el biogás”.
En Colombia la elaboración de este combustible es resultado de una política pública de desarrollo rural, ambiental y energética, la cual contribuye a la generación de empleo formal y a la diversificación de la canasta energética del país.
Gracias a esa política gubernamental y a la inversión del sector privado, que asciende a 900 millones de dólares en 7 destilerías, Colombia es hoy el tercer país productor de bioetanol en América Latina, después de Brasil y Argentina, con una producción anual de aproximadamente 367 millones de litros para el 2017.
De las siete destilerías actuales, cuatro de ellas se encuentran ubicadas en el Valle del Cauca, generando empleos, desarrollo a lo largo de la cadena de la agroindustria y riqueza en las regiones de su área de influencia.
El bioetanol colombiano tiene características excepcionales, como es ayudar a mitigar los efectos del calentamiento global, ya que reduce en un 74 por ciento las emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI), en comparación con los combustibles fósiles.
Ossa, enfatiza que de “acuerdo con Asocaña, el biocombustible contribuye a reducir cada año la emisión de 1,45 millones de toneladas de GEI”.
Para destacar, en marzo de 2018 se incrementó la mezcla al 10 por ciento de Bioetanol ( E10 ) en las gasolinas que se consumen en la totalidad del territorio colombiano, con lo cual se aumenta la eficiencia energética, pues una mezcla de este porcentaje incrementa el octanaje de la gasolina corriente en tres octanos y en la extra en dos, lo cual permite que los vehículos trabajen mejor y que el consumidor pueda ahorrar combustible.
Un balance de Asocaña sobre la producción de este biocombustible en los primeros cinco meses de 2018 indica que la cifra llega a 142 millones de litros en las 6 destilerías pertenecientes a los ingenios azucareros (no hay información disponible de la producción por parte de Bioenergy), esto es un 2,9 por ciento más que la producción registrada en igual periodo de 2017.
Otro aspecto para destacar de esta región es que recientemente se haya convertido en pionera, a nivel nacional, en la instalación de una granja solar a gran escala.
“Este proyecto, impulsado por Celsia, está ubicado en el municipio de Yumbo y, de acuerdo con información de la empresa, la granja solar no sólo ayudará a mitigar la emisión de contaminación, toda vez que reduciría hasta 160.000 toneladas de CO2 en más de dos décadas, sino también beneficiará a más de ocho mil familias”, señala Ossa.
Todos estos factores competitivos frente a otras regiones del país y del mundo colocan al Valle del Cauca, en opinión de Alejandro Lucio Chaustre, director ejecutivo de la Asociación de Energías Renovables Colombia (SER Colombia), como un referente en materia de energías no convencionales hasta el punto de ser un líder en dicho tema.
Gracias a esa política gubernamental y a la inversión del sector privado, que asciende a 900 millones de dólares en 7 destilerías, Colombia es hoy el tercer país productor de bioetanol en América Latina, después de Brasil y Argentina, con una producción anual de aproximadamente 367 millones de litros para el 2017.
De las siete destilerías actuales, cuatro de ellas se encuentran ubicadas en el Valle del Cauca, generando empleos, desarrollo a lo largo de la cadena de la agroindustria y riqueza en las regiones de su área de influencia.
El bioetanol colombiano tiene características excepcionales, como es ayudar a mitigar los efectos del calentamiento global, ya que reduce en un 74 por ciento las emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI), en comparación con los combustibles fósiles.
Ossa, enfatiza que de “acuerdo con Asocaña, el biocombustible contribuye a reducir cada año la emisión de 1,45 millones de toneladas de GEI”.
Para destacar, en marzo de 2018 se incrementó la mezcla al 10 por ciento de Bioetanol ( E10 ) en las gasolinas que se consumen en la totalidad del territorio colombiano, con lo cual se aumenta la eficiencia energética, pues una mezcla de este porcentaje incrementa el octanaje de la gasolina corriente en tres octanos y en la extra en dos, lo cual permite que los vehículos trabajen mejor y que el consumidor pueda ahorrar combustible.
Un balance de Asocaña sobre la producción de este biocombustible en los primeros cinco meses de 2018 indica que la cifra llega a 142 millones de litros en las 6 destilerías pertenecientes a los ingenios azucareros (no hay información disponible de la producción por parte de Bioenergy), esto es un 2,9 por ciento más que la producción registrada en igual periodo de 2017.
Otro aspecto para destacar de esta región es que recientemente se haya convertido en pionera, a nivel nacional, en la instalación de una granja solar a gran escala.
“Este proyecto, impulsado por Celsia, está ubicado en el municipio de Yumbo y, de acuerdo con información de la empresa, la granja solar no sólo ayudará a mitigar la emisión de contaminación, toda vez que reduciría hasta 160.000 toneladas de CO2 en más de dos décadas, sino también beneficiará a más de ocho mil familias”, señala Ossa.
Todos estos factores competitivos frente a otras regiones del país y del mundo colocan al Valle del Cauca, en opinión de Alejandro Lucio Chaustre, director ejecutivo de la Asociación de Energías Renovables Colombia (SER Colombia), como un referente en materia de energías no convencionales hasta el punto de ser un líder en dicho tema.
FUENTE: El Tiempo (Colombia), 27 / julio / 2018
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