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miércoles, 18 de marzo de 2020

JAPÓN CONSTRUYE CENTRALES ELÉCTRICAS DE CARBÓN A PESAR DE LOS RIESGOS CLIMÁTICOS



A poca distancia del departamento de Satsuki Kanno, con vista a la Bahía de Tokio, pronto se levantará un gigante de antaño: una central termoeléctrica de carbón.
Es una consecuencia del desastre nuclear de Fukushima, de hace casi una década, que obligó a Japón a prácticamente cerrar su programa de energía nuclear. Ahora, el País planea construir hasta 22 nuevas centrales termoeléctricas de carbón —una de las fuentes más contaminantes de electricidad— en 17 sitios en los próximos cinco años, en un momento en que el mundo necesita reducir las emisiones de dióxido de carbono para combatir el calentamiento global.
Algunos residentes de Yokosuka demandaron al gobierno japonés por su aprobación de dos plantas termoeléctricas en base a carbón dentro de la ciudad. Foto: Noriko Hayashi para The New York Times.
Algunos residentes de Yokosuka demandaron al gobierno japonés por su aprobación de dos plantas termoeléctricas en base a carbón dentro de la ciudad. Foto: Noriko Hayashi para The New York Times.
“¿Por qué carbón y por qué ahora?”, preguntó Kanno, una ama de casa en Yokosuka, donde habrá dos unidades termoeléctricas de carbón. “Es lo peor que podrían construir”.
Juntas, las 22 centrales termoeléctricas emitirían al año casi la misma cantidad de dióxido de carbono que todos los automóviles de pasajeros vendidos cada año en Estados Unidos. La construcción contrasta con el esfuerzo de Japón de retratar a los Juegos Olímpicos de verano en Tokio como uno de los más ecológicos en la historia.
El proyecto Yokosuka ha provocado un rechazo poco común en Japón, donde los grupos ambientalistas se oponen principalmente a la energía nuclear. Algunos residentes locales están demandando al gobierno por haber aprobado la nueva central termoeléctrica de carbón. La querella sostiene que la planta deteriorará la calidad del aire en la localidad y pondrá en riesgo a las comunidades al contribuir al cambio climático.
Japón ya experimenta efectos severos a causa del cambio climático. Los científicos han afirmado que una ola de calor en 2018, que causó la muerte de más de mil personas, no hubiera podido ocurrir sin el cambio climático. Debido a preocupaciones relacionadas con el calor, el Comité Olímpico Internacional se vio obligado a cambiar los eventos del maratón de las Olimpiadas de Tokio a una ciudad más fresca, a unos 1.100 kilómetros al norte.
Japón ha empleado los próximos Juegos Olímpicos para subrayar su transición a una economía más resiliente al clima, haciendo alarde de innovaciones como carreteras que reflejan el calor. Los organizadores han dicho que la electricidad para los Juegos provendrá de fuentes renovables.
Las inversiones en plantas que funcionan con carbón amenazan con socavar ese mensaje.
Japón promociona unas Olimpiadas de bajas emisiones, pero ese mismo año comenzarán a operar cinco nuevas centrales eléctricas de carbón que emitirán mucho más dióxido de carbono que cualquier cosa que las Olimpiadas puedan compensar”, dijo Kimiko Hirata, directora en Kiko Network, un grupo que aboga por la acción climática.
Japón depende del carbón para más de una tercera parte de sus necesidades de generación de energía. Y aunque empezarán a retirar las centrales más antiguas, lo que a la larga reducirá la dependencia del carbón, el país aún espera satisfacer más de una cuarta parte de sus necesidades de electricidad con carbón en 2030.
Con el gas natural y el petróleo, los combustibles fósiles representan alrededor del 80 por ciento de las necesidades de electricidad de Japón, mientras que las fuentes renovables de energía, encabezadas por la hidroeléctrica, componen alrededor del 16 por ciento. La energía nuclear, otrora fuente de hasta un tercio de la generación de energía de Japón, se desplomó al 3 por ciento en el 2017.
Un blanco de los activistas ha sido el nuevo ministro de Medioambiente de Japón, Shinjiro Koizumi, hijo de un ex primer ministro. Koizumi ha sido comparado desfavorablemente con su predecesor, Yoshiaki Harada, quien había declarado que el Ministerio de Medioambiente no aprobaría la construcción de ninguna gran planta termoeléctrica de carbón nueva.
Koizumi sólo ha hecho afirmaciones más generales de que Japón reducirá a la larga el uso del carbón.
En Yokosuka, Tetsuya Komatsubara, de 77 años, lleva 60 años operando un par de pequeños barcos de pesca, buceando en busca de almejas gigantes, alguna vez abundantes en las aguas frente a Tokio.
Los científicos han registrado un aumento en la temperatura de más de 1 grado en las aguas costeras frente a Tokio en la última década, causando estragos en las poblaciones de peces allí.
Komatsubara dijo que le preocupaba que las nuevas plantas fueran otro golpe para un negocio pesquero ya en declive. “Dicen que las temperaturas están subiendo. Eso lo sabemos desde hace mucho tiempo”, dijo Komatsubara. “Es hora de hacer algo al respecto”.
FUENTE: Clarín, 11 - 02 - 2020

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