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lunes, 5 de diciembre de 2016

EL CAMBIO CLIMÁTICO REDUCE UN 30 % LA LLEGADA DE AVES MIGRATORIAS.

El calentamiento global provoca que Castilla y León cuente con 30.000 ejemplares menos que en 2006.

Avutardas sobre los campos de cereal vecinos de las Lagunas de Villafáfila, en la provincia de Zamora
Avutardas sobre los campos de cereal vecinos de las Lagunas
de Villafáfila, en la provincia de Zamora -

Atravesar países batiendo las alas no es tarea fácil. Millones de aves hacen un viaje de ida y vuelta todos los años para asentarse en lugares más adecuados a sus características y con mejor acceso a alimento en verano e invierno.

Sin embargo, las temperaturas cada vez están más alteradas. Los últimos cuatro años han sido los más cálidos desde que se tiene registros y ello «hace que no exista esa imperiosa necesidad» de cruzar medio mundo, «con el coste energético que supone, por lo que cada vez más ejemplares permanecen en sus zonas de cría» y evitan movimientos o eligen nuevos destinos ya que las condiciones óptimas que antes encontraban en un lugar ya no se dan. Las cifras apuntan a que en una década las aves acuáticas invernantes que recibe Castilla y León con la llegada del frío se hayan reducido en un treinta por ciento.

El último censo de las especies acuáticas migratorias -que buscan en la región sus humedales- realizado en 2016 arrojó un total de 73.689 ejemplares de 53 especies que pasan el invierno en Castilla y León. Lo llamativo de esta cifra es que es el resultado más bajo desde que se viene realizando el seguimiento. El «descenso detectado, al igual que en el resto del territorio español, es significativo», destacan desde la Consejería de Fomento y Medio Ambiente. Así, de medias de 110.000 ejemplares entre los años 2006 a 2011 (con máximos de 130.0000) se ha pasado al entorno de 75.000 desde 2013.

Dado que las migraciones están motivadas por la disponibilidad de alimento y la existencia de inviernos más suaves, las causas fundamentales residen en los efectos derivados «del cambio climático», tienen claro desde la Consejería. Lo ratifican desde la Sociedad Española de Ornitología (SEO). Exponen que los cambios se ven a largo plazo. Desde los años sesenta se viene observando como «ciertas especies cambian su patrón migratorio. Se van antes o vienen antes» -para tener asegurado que el alimento no se acabe en época de cría y no esté inaccesible en tiempos de heladas- y las zonas en las que se asientan se están moviendo a lo largo del mapa.
Sirvan de ejemplo las grullas, una de la principales especies que recibe Castilla y León, cuya área de distribución «se está desplazando hacia el norte porque cada vez hace más calor a gran escala». Se espera que pasen el invierno en la Comunidad, Extremadura y, en general, a esa altura del país. Hace unos años se las había podido avistar incluso en el norte de África y ahora se contemplan algunas en Francia.

Principales especies

Hace ya un par de meses que comenzó ese espectáculo de la naturaleza que supone la migración de las aves. Desde septiembre, cuando empiezan los primeros movimientos. El mayor número de ejemplares que se espera pertenece al orden de anseriformes (gansos y patos), con un censo en 2016 de 46.262, seguido de los charadriiformes (limícolas y gaviotas) con 16.670. Representan casi el 85 por ciento, siendo las más numerosas el ánade azulón, ánsar común, avefría europea o cerceta común. Principalmente son avistables en la provincia de León, Zamora y Palencia.

Del resto de los grupos de aves acuáticas resalta, según el censo que controla la Junta, el orden gruiformes (fochas, grullas) con 5.905 aves, debido principalmente a las cifras de focha común (2.458 aves) y grulla común (3.329 aves). En cuanto a zampullines y somormujos, con 2.111 ejemplares, destaca el somormujo lavanco (1.540 aves).

Entre las especies escasas en la Comunidad hay que destacar la observación de espátula (2 aves), ánsar careto grande (7 aves), barnacla cariblanca (12 aves) o pato colorado (7 aves). Es interesante también la observación de la agachadiza chica (6 aves) en Valladolid, una especie difícil de detectar y que en muy pocas ocasiones se han obtenido registros en estos censos. Otra especie rara u ocasional ha sido la observación de un cisne vulgar en el embalse de Linares del Arroyo (Segovia).

FUENTE:  ABC.es ,  4 / 12 / 2016

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