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miércoles, 12 de junio de 2013

INCERTIDUMBRE Y CAMBIO CLIMÁTICO (Por Juan José Olivieri)





Ya no hay duda que el Calentamiento Global que está sufriendo el planeta es un hecho concreto,  confirmado por un panel  multinacional de científicos, que realizan sus investigaciones  para la Secretaría de Medio Ambiente de las Naciones Unidas.

 Puede argumentarse que este Calentamiento Global sucedió en otras épocas de la humanidad,  pero en el caso de la situación actual está probado que el Cambio Climático es antropogénico, es decir causado por acción de los seres humanos. Causa generada a través de un consumo exacerbado de energía fósil, la cual produce como residuo final, dióxido de carbono, el principal gas de “efecto invernadero”, y responsable directo del Calentamiento Global del Planeta.
En un punto, pareciera que no existen dudas: el Cambio Climático llegó para quedarse.

Por otro lado la “incertidumbre” es un proceso que genera en las personas sentimientos de ansiedad, infelicidad, intranquilidad, desazón, angustia,  y que en muchas oportunidades alcanza niveles de pánico.
Este fenómeno tiene un carácter psico-social. Por un lado se lo vive de manera individual y subjetiva, pero está influenciado por un contexto social determinado. Siglos anteriores, este contexto social estaba teñido por un determinismo científico, el cual daba ilusorias garantías de seguridad y certidumbre.
Pero la realidad, inquieta, azarosa,  e independiente, no permite que se la etiquete, ni que se la encajone. Puede atravesar períodos donde el paradigma de certidumbre aparezca como eterno, pero como en el caso de un péndulo, cuanto más distante se la saque de su punto de equilibrio, con más fuerza se trasladará hacia el otro extremo.

Como postula Zigmunt Baumaun en su obra “Modernidad  líquida”, las relaciones  humanas se han fragilizado. Este pensador, considera  que los vínculos familiares, institucionales, sociales, ya no tienen las estructuras cristalinas y rígidas de los cuerpos sólidos, sino que han tomado la forma más maleable de las estructuras líquidas. Esta labilidad de los vínculos contribuye a profundizar el sentimiento de incertidumbre.
Cabe destacar que suceden diferentes ámbitos de incertidumbre: laboral, económica, inseguridad personal, política, etc. Cada ámbito afectará en mayor o menor medida a los individuos, dependiendo del contexto social, y de la situación emocional de las personas.

El Cambio Climático está agregando diferentes grados de incertidumbre a esta vida moderna.  En algunos casos, la incertidumbre toma niveles de angustia y pánico, como en las islas Kiribati del Pacífico, donde la subida de las aguas han comenzado a inundarlas, o en las zonas continentales costeras de Bangladesh, donde las poblaciones están migrando hacia terrenos  más altos, o en Pekín, donde la polución ambiental es tan importante que, en determinados días, las personas salen a las calles con barbijos.

En otras regiones, como en Estados Unidos, y Centroamérica, fuertes huracanes generan pérdidas humanas y materiales inusitadas. Así como estos graves eventos elevan los niveles sociales de angustia, otras regiones del planeta, como el caso de Europa, están trabajando preventivamente  para lograr acciones que mitiguen los actuales y futuros efectos del Cambio Climático, reduciendo notablemente el grado de incertidumbre.
En contrapartida, otras sociedades y sus integrantes todavía no han tomado conciencia del significado del Cambio Climático. Este “no darse cuenta”, falsamente mostraría que estas regiones no sufren por la incertidumbre que estos cambios inevitablemente traerán. Aquellas sociedades que no quieran o que no puedan darse cuenta de estos cambios, no tendrán ni el tiempo material, ni los recursos psico-sociales  para hacer frente a los mismos.

La realidad no sigue un camino único y derecho en el “espacio-tiempo” que nos toca vivir, y la incertidumbre que genera  nos obliga a aprender y adaptarnos a entornos cambiantes, a ser creativos, y proactivos para poder surfear estos eventos  de la mejor manera posible.
La incertidumbre, en definitiva, nos lleva a sumar esfuerzos, a crear un espíritu de equipo que pueda robustecer esos vínculos personales tan debilitados.

En fin, no son tiempos de egoísmos (cómo dice Joan Manuel Serrat: “…que no sea necesario ni más héroes, ni más milagros para adecentar el local…”), sino de promover  interacciones sociales que contribuyan a construir un escudo solidario que nos permitirá enfrentar, primero la incertidumbre, y luego el Cambio Climático concreto, de manera  satisfactoria.

FUENTE:  Juan José Olivieri, 12/ 06/ 2013

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