Dos semanas después del portazo de Donald Trump a la lucha contra el cambio climático al sacar a EEUU del Acuerdo de París, el empresario Ted Halstead ha puesto en marcha el Consejo de Investigación sobre el Clima, rodeándose de líderes como el gestor de hedge funds Ray Dalio, el célebre físico Stephen Hawking y el magnate Michael Bloomberg y de empresas como ExxonMobil, Shell o Banco Santander para impulsar soluciones al problema. La organización defiende, desde los principios conservadores del libre mercado y la menor injerencia posible del Gobierno, la implantación de un impuesto a las emisiones de carbono cuya recaudación iría destinada a los ciudadanos estadounidenses.
Los mismos políticos que respaldaron al ex presidente de Goldman Sachs, Gary Cohn, como principal asesor económico de Donald Trump, los ex secretarios del Tesoro James Baker y George Shultz han elaborado la propuesta económica del Consejo de Investigación sobre el Clima para afrontar el problema del cambio climático.
La iniciativa de la organización defiende la aplicación de un impuesto sobre las compañías que generan emisiones de CO2. El Consejo propone gravar con 40 dólares cada tonelada de gases. La parte más original de los economistas es que la recaudación sería devuelta al pueblo estadounidense en igualdad de condiciones y mensualmente a través de dividendos, depósitos directos o contribuciones a sus pensiones de jubilación, con el objetivo de incentivar a cada ciudadano de reducir su huella de carbono.
El consejo calcula que una familia de cuatro miembros ingresaría alrededor de 2.000 dólares solo en el primer año. El tributo sería progresivo (aumentaría cada año) y cuánto mayor cantidad de emisiones se reducen más alta sería tasa impositiva y mayores ingresos percibirían los contribuyentes.
El ex secretario del Tesoro bajo el mandato de Bill Clinton, Lawrence Summers, es uno de los
fundadores de este think-tank de origen republicano. Summers ha destacado que "es imposible que no sea buena idea cuando la apoyan grandes petroleras", dijo durante la presentación. Como miembros fundadores aparte de ExxonMobil y Shell, también se encuentran la francesa Total y la británica BP.
Entre los fundadores de la organización también se encuentran dos de los economistas de cabecera del Partido Republicano: Gregory Mankiw y Martin Feldstein, quienes fueron principales asesores económicos de George W. Bush y Ronald Reagan, respectivamente. Junto a ellos, aunque no forma parte de la organización, participó en el desarrollo del plan Henry Paulson, ex secretario del Tesoro en la época del propio Bush y arquitecto del rescate bancario tras el crash de Lehman Brothers.
Además, forman parte de esta iniciativa importantes figuras del mundo empresarial como Lauren Powel Jobs, viuda del fundador de Apple; Rob Walton, miembro de la familia que controla Wal-Mart; Thomas Henderson, inversor y miembro de Sequoia Capital. También es miembro Steven Chu, premio Nobel de Física.
Desregulación
Además de promover el impuesto verde, con el que cree que terminará con el problema de las emisiones, quiere impulsar la desregulación de todas las normas federales de control climático. De hecho, la idea es que sea fiscalmente neutral, ya que desaparecerían las actuales regulaciones medioambiantales impulsadas por Barack Obama.
Como último punto del plan, apuesta por endurecer aranceles contra las importaciones de países que no graven a sus empresas con impuestos a las emisiones de efecto invernadero, "para proteger la competitividad de las compañías estadounidenses y obligar a otros países a adoptar el mismo sistema". Las exportaciones que salgan del país serán bonificadas si el destino no tiene tributos ecológicos.
Según el Consejo de Investigación sobre el Clima, de aplicarse sus medidas se conseguiría cumplir con los objetivos establecidos por Barack Obama el doble de rápido.
A pesar de su inspiración claramente conservadora, Halstead busca que haya consenso entre republicanos y conservadores para sacar adelante las cuatro medidas del Consejo y que tenga repercusión internacional.
Pero la nómina de personalidades que respaldan públicamente la organización, que ha sido hoy desvelada con una publicidad a toda página en The Wall Street Journal, no esconde que es la respuesta republicana a la inacción de Trump. "La solución encarna los principios conservadores del libre mercado y el gobierno limitado. Ofrece también un camino justo, popular y políticamente viable, sentando las bases para un muy necesario avance bipartidista".
De las once empresas fundadoras de la organización más de la mitad son europeas y todas tienen un perfil distinto (bancos, automovilísticas o gigantes de la distribución como Unilever).
FUENTE: el economista.es , 20 / junio / 2017
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