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martes, 27 de junio de 2017
PARA SALVAR EL VINO CHILENO DEL CAMBIO CLIMÁTICO, LOS PRODUCTORES SE ESTÁN YENDO AL SUR
El ritmo del cambio climático en las próximas dos décadas obligará a las bodegas del centro de Chile a tomar importantes decisiones respecto del futuro de su negocio, dijo el profesor Meza.
Ante condiciones de cultivo cada vez más inhóspitas, la industria vitivinícola chilena se está trasladando al sur y experimentando con nuevas cepas.
En lo profundo de los bosques lluviosos de la comuna chilena de La Unión, 790 kilómetros (490 millas) al sur de Santiago y accesible sólo con vehículos 4x4, se halla un viñedo poco común. Viña Trapi produce chardonnay, sauvignon blanc, pinot noir y riesling de vides plantadas en el barro de las colinas. La región recibe un promedio de 1,33 metros de precipitaciones por año, frente a sólo 37 centímetros en la región de Valparaíso, donde se ubica la mayoría de los viñedos chilenos.
Los propietarios, Luis Moller y Rodrigo Romero, decidieron experimentar con la viticultura en La Unión en 2010 tras descubrir una variedad de vides silvestres que crecía “fabulosamente” en el bosque junto al río Bueno. Se cree que las vides fueron plantadas por los españoles en algún momento del siglo XVIII. El experimento se ha convertido en un viñedo boutique de 18 hectáreas que ahora abastece de uvas silvestres a bodegas más grandes del centro de Chile. Nada de esto habría sido posible sin las condiciones meteorológicas extremas de la región.
“El cambio climático es muy evidente”, dijo Moller, cuando se le preguntó por qué eligió cultivar en una ubicación tan inusual. “Ahora todo el mundo en la industria vitivinícola está mirando hacia esa frontera”.
Trapi este año produjo 5.000 botellas de vino con 28.000 kilos de uvas. La más barata, la de chardonnay, cuesta US$20 y la más cara, la de pinot noir, unos US$23. Es tan exclusiva que sólo se vende en tres vinerías especializadas y tres restaurantes de Santiago.
Chile tuvo temperaturas máximas récord este verano, lo que provocó los peores incendios que se recuerden. Las plantaciones forestales, los viñedos y los bosques nativos sufrieron daños.
Este año hubo “una primavera calurosa y un verano de calor intenso”, dijo Francisco Meza, profesor de Agricultura de la Universidad Católica de Santiago. El calor hizo que los cultivos atravesaran su ciclo de crecimiento un 10 por ciento más rápido que lo habitual, agregó.
La cosecha de las uvas se adelantó tres semanas este año como resultado de las temperaturas abrasadoras y la producción se redujo más de un 10 por ciento con respecto a la del año anterior, de acuerdo con un informe emitido por el Ministerio de Agricultura de Chile en abril.
Sin embargo, Viña Trapi no se vio afectada por el calor gracias a las fuertes lluvias, dijo Moller.
Un número creciente de viñedos ubicados en los históricos valles de Colchagua, Casablanca y Leyda también han empezado a analizar mudarse al sur, señaló Christian Porte, propietario de la viña Coteaux de Trumao de la región lluviosa de Los Lagos.
“Las viñas del centro de Chile están invirtiendo más y más en esta zona, escapando del cambio climático”, dijo Porte. “Hay oportunidades reales de elaborar un gran pinot noir aquí… Necesita la acidez del sur”.
El ritmo del cambio climático en las próximas dos décadas obligará a las bodegas del centro de Chile a tomar importantes decisiones respecto del futuro de su negocio, dijo el profesor Meza.
“Una decisión de inversión es tremendamente importante para las bodegas, razón por la cual la mayoría prefiere esperar a que haya más evidencias y certeza sobre la magnitud y el alcance antes de mudarse”, añadió.
FUENTE: El Mostrador, 26 / junio / 2017
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