La contaminación en las grandes urbes cae en picado por el parón económico causado por las medidas de confinamiento contra la COVID-19. Al mismo tiempo, ha llegado la primavera y se ha notado un aumento de lluvias en el país. ¿Eso significa que llueve más porque la lucha contra la pandemia ha reducido la polución?
La reducción de la contaminación por la emergencia ante el COVID-19 es evidente. La semana pasada, un estudio internacional calculó caídas de dos dígitos en los niveles de polución en los grandes centros urbanos del mundo. En Madrid, de un 11%, pero en ciudades como Delhi la caída ha llegado al 60%.
Esta circunstancia está dejando estampas poco vistas en el mundo. En Madrid hay días en los que se pueden ver las cuatro torres desde lugares como Alcalá de Henares, o el Himalaya visible desde la India por primera vez en tres décadas.
A finales de marzo, otro estudio de la UPV calculó que los niveles de concentración de dióxido de nitrógeno habían disminuido una media del 64% en las principales ciudades españolas: en Barcelona un 83%, en Madrid un 73% y en València un 64%.
Podría creerse entonces que dado que en estos días ya no está sobre los grandes núcleos urbanos esas boinas de gases contaminantes, se facilita la llegada de nubes y lluvias. Pero los meteorólogos desmienten que exista ningún vínculo entre el parón de la actividad y la llegada de precipitaciones.
Lluvias durante la COVID-19
El aumento de la lluvia no tiene nada que ver en absoluto con el nivel de contaminación”, señala a 20minutos José Antonio Maldonado, director de meteorología de Meteored. “Abril del año pasado, por ejemplo, también fue muy lluvioso, aunque marzo y mayo no lo fueron, y estábamos en plena actividad“.
En un artículo publicado en Meteored, Maldonado señala que en marzo ha habido lluvias un 95% por encima de la media; es el cuarto marzo más húmedo en lo que llevamos de siglo y el séptimo desde que comenzaron los registros, en 1965. Se batieron marcas de lluvias durante veinticuatro horas en Badajoz, Castellón, Logroño, Murcia y Teruel. Y registros mensuales en Castellón, Logroño y Teruel.
“Aunque este abril no ha termiado todavía, el nivel de lluvias va a superar al del año pasado”, apunta el experto. “Ya a mediados de mes, prácticamente se había superado la media normal, y después ha seguido lloviendo, incluso a veces demasiado, en la zona mediterránea, en Cataluña y Baleares”.
El experto recuerda que la primavera, en términos meteorológicos, no comienza el 21 de marzo, sino que abarca todo marzo, abril y mayo. Estos tres meses también fueron muy húmedos en 2018, incluso más que los de 2019, pero la primavera 2020 va camino de superar a ambos.
Cambio climático
Pese a no haber conexión directa entre disminución de polución y aumento de lluvias, Maldonado señala que la menor existencia de contaminantes en el aire favorece que haya menos lluvia ácida, un fenómeno que acaba alterando el pH del agua de los océanos, con el consecuente daño a las especies marinas.
Sin embargo, también descartó que este parón en la actividad a nivel mundial vaya a tener una influencia importante en el cambio climático, pues esos son procesos que operan a largo plazo.
“Va a ser como tirar un vaso de agua en alta mar, este parón no va a ser suficiente”, indica el meteorólogo. “Además, cuando empecemos a funcionar de nuevo, otra vez los gases de efecto invernadero estarán flotando en el ambiente. No va a ser suficiente, no va a tener una incidencia significativa en la evolución del clima”.
FUENTE: Ambientum , 27 / 04 / 2020
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