Para la ciencia física “resiliencia”
es la capacidad que tienen los materiales para volver a su estado anterior
luego de haber sufrido deformaciones debido a profundas tensiones.
En los tiempos que corren, donde la
pandemia provocada por el corona virus hace que las personas, en todo el mundo, sufran
de profundas angustias, vacíos emocionales, fragilidad en las relaciones
afectivas, fuertes deterioros económicos, el concepto de “resiliencia” merece
ser tenido en cuenta como una capacidad que pueden aprender los seres humanos
para hacer frente a situaciones en la cuales ya todo parece “perdido y sin
sentido”.
El concepto psicológico de resiliencia refiere a la capacidad de las personas de sobreponerse a tragedias o períodos de fuerte dolor emocional. Esta idea también aplica y se extiende a los grupos humanos, o sociedades que logran superar situaciones de tanto dolor, en las cuales se tiene la idea de que no habrá posibilidades de ningún tipo de recuperación.
Los seres humanos que estamos atravesando esta tremenda pandemia, podemos aprender de los ecosistemas, los cuales pareciera que disponen de esta capacidad de resiliencia para hacer frente a profundos cambios, y entonces poder desarrollar procesos de recuperación luego de períodos de intensa contaminación tóxica.
Muchas veces, las personas creen que esta capacidad de recuperarse a profundos desgarros emocionales, es un don con el cual se nace. Particularmente, la psicología ha mostrado que la resiliencia no es una capacidad genética sino que puede ser adquirida, y todas las personas tienen la posibilidad de “aprender” y construirse una herramienta tan vital y potente que les servirá para llevarla en su mochila a lo largo de toda su vida.
Este trabajo de aprendizaje es individual, pero también requiere de contextos, y acompañamientos sociales adecuados que apoyen el proceso de enseñanza, en donde es necesario esa dialéctica que posibilita “transmitir y adquirir” capacidades. No puedan producirse los aprendizajes fuera de un ámbito social y cultural.
Actualmente, aquellas sociedades que ya están sufriendo las consecuencias del cambio climático, que sufren inundaciones permanentes en sus territorios, desertización de sus suelos, smog en sus ciudades, dolencias respiratorias y dermatológicas, están aprendiendo a reconocer y adquirir esta capacidad de resiliencia como una herramienta potente para sobreponerse a las vigentes y futuras catástrofes sanitarias y ambientales.
Ambos eventos, la pandemia, y el cambio climático, son situaciones devastadoras que tienen aspectos en común. Son de carácter global y planetario, con la diferencia que en el caso de la pandemia su efecto devastador se observa de manera inmediata.
En el caso del cambio climático, su efecto viene gestándose desde hace varias décadas, de manera mucho más silenciosa que el covid-19, pero con resultados tan o más devastadores, los cuales no se manifiestan inmediatamente.
La capacidad de resiliencia puede ayudarnos, por un lado, a poder convivir con cuarentenas y restricciones que limitan nuestra vida cotidiana, y por otro lado a prepararnos para el nuevo mundo que tendrá lugar luego de transcurrida la pandemia.
Quizá sea el tiempo en que las sociedades, necesiten aprender y aplicar esta herramienta para hacer frente a los inevitables efectos que dejará la pandemia, y por otro lado poder transitar los efectos del cambio climático, buscando aquellas oportunidades que puedan rescatarse de los momentos más aciagos que nos toca vivir.
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