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domingo, 10 de marzo de 2024

Desde el proyecto PERPANTAR lo confirman: pingüinos antárticos victimas del implacable cambio climático


Estas son las 6 especies de pingüinos que viven en la Antártida son: adelia, barbijo, papúa, emperador, rey y macaroni. El pingüino emperador – especie endémica de la Antártida – destaca por sus manchas amarillas y naranjas en el pecho y el cuello, es la de mayor tamaño y peso de todos los pingüinos.

Un grupo de investigadoras e investigadores españoles ha detectado que el cambio climático puede inducir conductas específicas en pingüinos antárticos, según se desprende de los primeros resultados del proyecto PERPANTAR, «Consecuencias ecológicas y evolutivas de la personalidad en pingüinos antárticos en un mundo cambiante», que forma parte de la Campaña de Investigación Antártica Española 2024 y que está financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI).

“Los pingüinos son los primeros en sufrir el cambio climático. Actúan como centinelas de la conservación del ecosistema antártico: conocer en profundidad los cambios que están experimentando en su comportamiento nos proporcionará modelos predictivos de las consecuencias del cambio climático en la Antártida mucho más precisos y, así, podremos actuar antes y mejor para prevenir los riesgos. Por ejemplo, serviría para establecer nuevas zonas de protección o regular la pesca en el Océano Austral”, explica Virginia Morandini, investigadora principal del proyecto PERPANTAR y del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) desde la base Gabriel de Castilla, ubicada en la Isla Decepción.

La Península Antártica es una de las regiones del planeta donde las temperaturas han aumentado más y más rápidamente. El incremento de la temperatura ha afectado a la dinámica oceánica produciendo una disminución de la extensión del hielo marino que podría estar afectando a la cadena alimentaria, provocando una caída en la abundancia de krill que afecta a los principales depredadores, como los pingüinos, provocando una reducción de las especies que se alimentan preferentemente de este crustáceo.

“Por tanto, incluir el estudio de la ‘personalidad’ en el contexto de cómo las poblaciones de pingüinos se enfrentarán a cambios ambientales es crucial para la comprensión de sus efectos considerando el carácter de los pingüinos antárticos como centinelas del ecosistema”, defienden los investigadores.

Los pingüinos son un grupo de 22 especies de aves marinas distribuidas en el hemisferio sur que se enfrentan a problemas específicos de conservación. Las principales amenazas identificadas son el cambio climático y la sobrepesca que afectan a la cadena alimentaria junto con las molestias humanas, la destrucción del hábitat, la contaminación y las enfermedades emergentes.

El comportamiento individual, también denominado personalidad, tiene consecuencias en los procesos ecológicos, como: las relaciones depredador-presa, interacciones parásito-hospedador, competencia, sociabilidad, apareamiento, crianza, cuidado parental, demografía, dispersión, colonización o distribución en los hábitats, entre otros.

El proyecto se enmarca en el área de estudio de la Ecología Evolutiva, en la que se estudian rasgos adaptativos focalizados en el individuo, más allá de la especie, para entender los factores que influyen en su supervivencia y reproducción.

«Que un pingüino de las especies Barbijo, Papua o de Adelia, las tres que estudiamos en este proyecto, se muestre más tímido, agresivo o explorador que el resto intervendrá en su supervivencia o capacidad de reproducción”, apunta Josabel Belliure, investigadora de la Universidad de Alcalá (UAH) que forma parte del equipo que lleva a cabo el proyecto PERPANTAR.

Las hembras de pingüino antártico son más atrevidas

En el último Congreso Internacional de Pingüinos, celebrado en Viña del Mar (Chile) el pasado mes de septiembre, el equipo de PERPANTAR presentó los resultados preliminares del proyecto. Los investigadores destacan tres hallazgos principales. Primero, presencia de garrapatas en colonias de pingüinos a lo largo de la Península Antártica, incluyendo colonias consideradas libres de garrapatas según el último censo llevado a cabo hace 10 años.

Además, algunos pingüinos presentan hemoparásitos transmitidos por garrapatas, lo que está afectando a su comportamiento de forrajeo. Morandini precisa que “la presencia de garrapatas afecta al comportamiento de alimentación de los adultos reproductores: estos se desplazan más lejos que los individuos de zonas sin o con muy bajas densidades de garrapatas y experimentos anteriores indican que la supervivencia de los pollos también disminuye en zonas con mayor concentración de estos vectores”.

Además, el equipo informó durante el Congreso que ha registrado movimientos migratorios hacia posiciones con tendencias más al Sur y al Oeste de las conocidas hasta la fecha. Algunos individuos se desplazan hasta 5.000 kilómetros. El registro de las migraciones ha sido posible gracias a la colocación de geo localizadores y emisores satelitales en los pingüinos. Mientras los primeros almacenan los datos y deben ser recuperados, los emisores satelitales envían datos en tiempo real sin necesidad de recapturar a los individuos.

También han podido constatar diferencias de comportamiento entre las especies estudiadas, siendo los pingüinos Papua más tímidos y asustadizos que, junto a disparidades entre individuos de una misma especie, como comportamientos más atrevidos en las hembras que en los machos.

No obstante, las investigadoras Morandini y Belliure insisten en que son resultados preliminares y que habrá que esperar a contar con todos los datos para definir con precisión los efectos de la emergencia climática en la personalidad de los pingüinos antárticos.

Fuente: Ecoticias

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