Cada vez que se consume la bebida de una lata, se pone en marcha una cadena de gestión de residuos y reciclaje con la que se contribuye a reducir el uso de recursos y el impacto ambiental de su fabricación.
Muchas personas aplastan las latas de bebida antes de arrojarlas al contenedor amarillo. Una acción habitual en muchas familias y grupos de amigos, especialmente cuando se consumen muchas latas, con el fin de que ocupen menos en las bolsas de basura.
Sin embargo, ¿hay que aplastar las latas para mejorar su reciclaje? La respuesta quizá te sorprenda.
Beneficios de aplastar las latas para su reciclaje
Aplastar las latas para su reciclaje tiene múltiples beneficios tanto para el usuario como para los gestores. Por un lado, se facilita la acumulación de los envases al ocupar menos volumen y espacio. Y por tanto, también su transporte.
Por otro lado, una mayoría de sistemas de reciclaje utilizan la compactación como metodología de transporte. De este modo, las latas van a ser aplastadas sí o sí, lo haga el usuario antes o no.
Y las latas aplastadas se compactan mejor y creando bloques más homogéneos que facilitan su transformación en nuevos productos.
Se estima que cada español consume una media de 190 latas de bebidas al año de las que el 57% son latas de cerveza y 38% latas de refresco, según datos de la asociación Metal Packaging Europe. De todas ellas, dos de cada tres latas se reciclan.
Perjuicios de aplastar las latas de bebidas
No obstante, aplastar las latas de bebidas también puede resultar perjudicial para los procedimientos de reciclaje de este tipo de envases. Según algunos expertos y entidades, aplastar las latas puede dificultar su gestión y clasificación en algunas plantas de reciclaje.
Además, al ser más pequeñas y tener un menor volumen, también se aumenta el riesgo de que se contaminen o se pierdan en el proceso. Aunque hay que tener en cuenta que sistemas de reciclaje de flujo único, como ocurre en los contenedores amarillos, están mejor equipados para tratar adecuadamente las latas aplastadas.
Por contra, en otros sistemas en los que los usuarios clasifican los residuos por tipos, aplastar las latas de bebida es más complejo para el correcto funcionamiento.
Del mismo modo, hay que tener en cuenta que una lata aplastada no suele lavarse antes de aplastarse por lo que puede acumular restos alimentarios.
En base a esto, la mejor opción es reciclar las latas sin aplastarlas, aunque hacerlo no tiene por qué ser problemático.
De todos modos, aplastadas o no, con la suma de pequeñas acciones de todos, se puede reducir de forma notable la contaminación, el uso de recursos favoreciendo el reciclaje.
Fuente: El Tiempo (es)
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