El agua no sólo es fundamental para la vida, también es un recurso imprescindible para el desarrollo de las sociedades humanas. Sin ella no es posible su existencia. El uso que la sociedad da al agua depende de sus necesidades, y de la disponibilidad de ella.
Mientras que la industria ha conseguido rebajar sus emisiones contaminantes en los últimos años y controlar su consumo energético, aunque aún no sea suficiente, la demanda de energía en los hogares se ha duplicado.
Las preguntas sobre cómo se puede ahorrar energía son constantes. ¿Se ahorrará dinero y energía si se instalan placas solares en casa? ¿Merece la pena pagar más por un electrodoméstico más eficiente? ¿Y poner doble ventana? Las respuestas a este tipo de preguntas siempre son afirmativas, porque se puede conseguir el mismo confort consumiendo menos energía y, además, las facturas se pueden reducir bastante, redundando todo ello en un menor impacto ambiental.
Está comprobado cómo una gran parte de la población paga “gustosamente” las facturas procedentes de los gastos corrientes de la vivienda (agua, electricidad, gas, etc.), sin plantearse siquiera la posibilidad de reducir el montante de estos gastos o, al menos, sin saber cómo hacerlo.
España es uno de los cinco países de la Unión Europea -junto con Bélgica, Luxemburgo, Alemania e Italia- que más agua consume por habitante, 171 litros diarios por individuo.
Por otra parte, el bajo precio que en algunas zonas tiene el servicio de agua de red, debido a que debe garantizarse el acceso a todos los sectores de la población, también contribuye a que, erróneamente, se le asigne escaso valor.
Mediante una serie de prácticas y técnicas sencillas se puede reducir significativamente el consumo o aprovechar el agua que de otra manera iría a parar a desagües cloacales o pluviales. Las mismas se pueden adoptar en casa, instituciones, oficinas, fábricas etc., para hacer un uso eficiente del agua.
Contribuirá sustantivamente a la preservación del ambiente en el que se vive y obtendrá el beneficio adicional de ahorrar dinero de sus facturas de agua y electricidad (recuerda que en muchos casos usa energía para bombear el agua).
Algunos ejemplos son mantener el grifo abierto sólo lo necesario, ducharse en lugar de bañarse, disminuir la frecuencia de lavado de vehículos, instalar reductores de caudal en los grifos, llenar la lavadora y el lavavajillas a su máxima capacidad o conservar el agua de la piscina en buen estado durante todo el año.
FUENTE: noticias.pisos.com
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