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domingo, 9 de septiembre de 2012

GRACIAS A LA ACCIÓN DE LOS ECOSISTEMAS NATURALES DEJAREMOS ATRÁS LA SOCIEDAD DE CONSUMO.





Por: Juan José Olivieri


LA ACTUAL SOCIEDAD POSTMODERNA

Según la mayoría de los pensadores en distintas disciplinas científicas, la sociedad actual es clasificada ya como postmoderna. Una sociedad de irracional consumo, que viene a continuación de una sociedad de alta producción, originada ésta última como consecuencia de la Revolución Industrial, sucedida allá por el siglo XVIII. No soy partidario de poner rótulos a los diferentes períodos sociales, pero muchas veces, y desde miradas más analíticas, es necesario catalogar los distintos momentos sociales para poder entenderlos mejor, y saber de qué estamos hablando cuando abordamos un tema.

Esta sociedad de consumo, que algunos analíticos consideran que ha sentado su apogeo en el siglo XIX, basó sus premisas en la ilimitada disponibilidad de los recursos naturales, y por lo tanto la ilimitada capacidad de absorber todos los residuos generados por semejante consumo.

En una sociedad direccionada al consumo, todo vale para ser vendido y satisfacer al cliente consumidor. No alcanzarían varias páginas, ni tampoco sería oportuno explicitar todos los productos que hoy se consumen a nivel masivo. Tampoco es motivo de este artículo entrar a revisar el grado de satisfacción que produce el consumo. Si podemos decir que es un nivel de satisfacción de duración mínima, que inmediatamente requiere de un nuevo consumo para mantener similar de satisfacción.


¿A DÓNDE NOS HA LLEVADO ESTE TIPO DE SOCIEDAD?

Los sociólogos que se han ocupado, y ocupan de analizar estos aspectos, observan, que por detrás del consumo irracional, hay aspectos de incertidumbre que las personas necesitan evitar que se conviertan en angustia. Uno de los “remedios” es el consumo. Un remedio que es adictivo, y que no soluciona el problema de base.

No sería productivo revisar que sucede primero: si la incertidumbre en el vivir, o el consumo. Ambos se retroalimentan y conviven de manera sinérgica en pos de no poder resolver la angustia que atraviesa la sociedad.

Lo que podemos ver (acá recomiendo leer “Modernidad Líquida”, de Zigmunt Bauman”), es lo que sucede con los valores básicos, y que son necesarios para que una sociedad pueda superar las crisis de incertidumbre y angustia. Z. Bauman habla de la sociedad actual, haciendo una semejanza entre el estado sólido y el estado líquido en la ciencia física. En el estado sólido hay vínculos muy fuertes que mantienen la estructura original, en cambio en el estado líquido, esos vínculos se han debilitado de tal manera, que ya no hay estructura propia. Los líquidos toman la forma del recipiente. Pueden estar en un vaso, en una botella, derramados en el piso, en una pileta, etc. Han perdido su capacidad de ser de una determinada manera. Hasta acá, es una mera y muy sencilla descripción del estado sólido y líquido de los cuerpos.

Este modelo, que sirve para visualizar la situación, cuando se aplica a los vínculos familiares, y sociales, nos permite observar el grado de fragilidad de los mismos. Podría pensarse que esa labilidad, en los valores afectivos relacionales, puede contribuir a desarrollar sociedades angustiadas.

Volviendo al uso ilimitado de los recursos naturales, este consumo desmedido, que conlleva a un requerimiento inusual de energía, ha generado en los dos últimos siglos una concentración de “gases de efecto invernadero”, en la atmósfera que ésta provocando el calentamiento global del planeta.


¿CÓMO ESTÁ RESPONDIENDO LA NATURALEZA?

Por suerte el planeta y su naturaleza, independientemente de la acción de los seres humanos, ha comenzado a responder generando, como fuera antes mencionado, un aumento de la temperatura global promedio del mundo. Ya se observan consecuencias, como el derretimiento de hielos polares, de glaciares, y de cierta pérdida de biodiversidad, entre otros efectos.

Es interesante observar como la naturaleza está induciendo a que se materialicen cambios de hábitos en los seres humanos. El caso de China sirve como caso testigo para evaluar que está sucediendo. En este país se encuentra, aproximadamente el 20% de la población mundial. Su economía ha venido creciendo a un régimen del 10% anual, en los últimos diez años. 

Dado que sus industrias no son de las más eficientes, el consumo de energía para satisfacer tal crecimiento ha superado el porcentaje del 10%. Además la energía utilizada en China es principalmente carbón, por lo cual el grado de contaminación con gases de efecto invernadero ha sido, y es altísimo. Pero ya la contaminación ambiental en Pekín es notable, y está generando innumerables problemas de salud.

El gobierno se encuentra en una encrucijada: parar el crecimiento de la economía China, con el problemático significado social que esta decisión traería, o hacer frente a una contaminación que continuará creciendo.

El gobierno está intentando resolver este dilema promocionando industrias más eficientes energéticamente, que ahorren combustible, y además promover la utilización de energías limpias (verdes). Hoy en día China se encuentra desarrollando este esquema como respuesta al requerimiento de las necesidades básicas de su sociedad.


NOS ESTAMOS ACERCANDO A UN CAMBIO DE PARADIGMA

Puse el ejemplo de China, pero estos cambios ya están sucediendo en Europa, y Estados Unidos. A pesar de las discrepancias en el consenso de políticas planetarias, los países desarrollados avanzan en la utilización de energías limpias y en la búsqueda de tecnologías más eficientes que permitan ahorrar el consumo de combustibles y por ende la generación de residuos.

Todo indica que el cambio de paradigma ya comenzó a transitarse. De una sociedad de consumo, pasaremos a una sociedad de ahorro y cuidado de los recursos naturales. ¿En cuánto tiempo sucederá la transición? No es posible precisarlo, pero lo importante es que la transición está en marcha.

Lo que considero notable es: que esta transición en lo energético, también conllevará a transiciones en la manera de generar vínculos afectivos, y reconstruir valores sociales que creíamos perdidos. Cuando hablamos de ahorrar y no despilfarrar, esto tiene connotaciones en la manera diaria de relacionarnos con las otras personas. Cuidar la energía, significa cuidar los vínculos. Usar tecnologías limpias, trae implícito aferrarnos a valores de vida más genuinos, y transparentes (limpios).

Bienvenido entonces el Cambio Climático, nuevamente la naturaleza nos da un ejemplo de su capacidad reconstitutiva, y un golpe al egocentrismo de la raza humana, que no para de mirarse el ombligo.  

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