Inka Saara Arttijeff y su familia se reúnen en la acogedora cocina de su casa roja de madera, mientras una olla con sopa se cuece a fuego lento. Viven en la orilla de un lago helado en Nellim, un pueblo idílico, propio de los cuentos de hadas, situado en el extremo norte de Finlandia. Nos encontramos a principios de febrero y el sol en esta zona se pone a las 3 de la tarde. Arttijeff es miembro de una familia sami, pueblo indígena europeo, dedicada a la cría de renos que no se inmuta ante la falta de luz solar y las temperaturas bajo cero.
Los samis son indígenas del norte de Finlandia, así como de Suecia, Noruega y Rusia, conocidos por su tradición centenaria en la cría de renos (en cierto modo, los renos en Finlandia se consideran animales domesticados y la labor de los pastores es la de guiarlos en sus migraciones estacionales).
Sin embargo, el calentamiento global supone una amenaza para la tradición sami de crianza y pastoreo de renos. Debido a que las temperaturas en el Ártico se incrementan dos veces por encima del promedio global, los pastores de renos enfrentan cambios de temperatura cada vez más impredecibles y extremos.
Los alrededores de la casa de Arttijeff presentan un paisaje de árboles cubiertos por vastas extensiones de nieve. Sin embargo, la tala indiscriminada ha comenzado a invadir los bosques donde el pueblo sami pastorea. La combinación de ambos factores, cambios de temperatura y tala, está dificultando a los renos la obtención de alimento y alterando sus patrones migratorios.
“El pastoreo de renos representa un estilo de vida”, menciona Arttijeff.
“Llevamos el pastoreo en nuestra sangre; es parte de nuestra identidad”, añade. «Es difícil imaginar una vida sin pastoreo».
Pasó su infancia rodeada de renos, y su rebaño aprendió a reconocerla. “Cuando era niña, elegía una cría, la domesticaba y me la llevaba a pasear conmigo como si fuese mi mascota”, dice riéndose.
La cultura sami siempre ha jugado un papel esencial en la vida de Arttijeff, papel que se ve reflejado en el toque sami que presenta su indumentaria, con complementos tradicionales, como el gorro hecho a mano que usa en el exteriro, o el chal estampado con un broche redondo y dorado que luce en casa.
Arttijeff es una más del creciente número de mujeres samis que han unido sus voces para hablar claro y hacerse oír más allá de las fronteras de sus aldeas. Arttijeff, de 33 años, es la consejera de la presidenta del Parlamento sami, Tiina Sanila-Aikio, y representa a Finlandia en el ámbito internacional.
Cada año, Arttijeff participa en una delegación de representantes indígenas en la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Por si todo esto fuera poco, en la actualidad, se encuentra estudiando el posgrado de Relaciones Internacionales y Derecho.
Arttijeff menciona que es un honor para ella poder representar a la población sami y a su país en las cumbres internacionales. “Suena raro, pero antes, quienes no eran ni samis ni indígenas decidían por nosotros. Ahora, somos parte de la toma de decisiones y tienen en cuenta nuestra opinión”, señala.
Una vieja tradición en cambio constante
Para los pastores de renos indígenas, un mínimo aumento de la temperatura puede tener graves repercusiones. Durante el invierno, bajo la nieve, los renos encontraban con facilidad su comida favorita, el liquen (asociación simbiótica de un hongo y un alga). Sin embargo, la presencia de inviernos más suaves está haciendo que la nieve del suelo se derrita y se vuelva a congelar, lo que impide que los renos puedan oler la comida o escarbar para encontrarla bajo el hielo endurecido.Arttijeff describe los cambios meteorológicos de los que ha sido testigo durante los últimos años, desde las típicas nevadas a la lluvia. “Puede nevar y al momento puede llover, y luego hiela…, lo que hace que la nieve se endurezca”, señala. “Los renos no pueden encontrar comida en el bosque… y esto los está debilitando”, continúa Arttijeff. “Tu rebaño se va haciendo cada vez más pequeño”.
Los científicos finlandeses también han estudiado estos impactos. “Las zonas marítimas del Ártico son muy cálidas a principios del invierno y crean humedad ambiental”, explica Jouku Kumpula, científico del Instituto de Recursos Naturales de Finlandia. “Este [aire] se desplaza a la tierra, llueve sobre la nieve y esto no es bueno para los renos”.
Además, el cambio climático ha creado un ambiente propicio para la proliferación de algunos organismos dañinos. “Nuevos parásitos y enfermedades se están expandiendo hacia el norte debido al cambio climático y pueden infectar a los renos”, menciona Kumpula.
En la casa de la aldea sami, Arttijeff y su tío conversan sobre el problema de la tala en la zona. Kalle Paadar, sami de 68 años, se ha dedicado toda su vida al pastoreo de renos y explica cómo la actividad forestal constituye un claro problema. Cuando se talan los árboles, la vegetación de los bosques cambia y los renos cambian sus rutas migratorias. La tala también origina residuos que cubren el suelo y tapan la fuente de alimentación de los renos. “Para que los renos puedan pastar, necesitamos un bosque sano”, señala Arttijeff.
Pastoreo de renos y maternidad
Saara Tervaniemi también señala la actividad forestal como una de las mayores amenazas. Es pastora de renos y madre de tres niños. “Estamos perdiendo nuestras tierras de pastoreo por la industria maderera”, expone en el interior de la sede central del Parlamento sami.La agencia estatal forestal finlandesa, Metsähallitus, controla un tercio de los bosques del país, y se encarga de recoger y vender la madera. Kirsi-Marja Korhonen, directora regional y especialista medioambiental de Metsähallitus, comenta que trabajan estrechamente con comunidades sami para negociar la tala de árboles en zonas de pastoreo. Korhonen señala que el 60 % de los árboles de las tierras samis se encuentran en zonas protegidas.
Eso deja grandes franjas de bosques samis disponibles, según los pastores, y apuntan a la tala rasa de bosques productivos.
Tervaniemi comenta que es fundamental vigilar las actividades forestales en las tierras de su gente, ya que la tala está degradando la cultura que espera legar a sus hijos. Tervaniemi aprendió la profesión de pastor cuando era niña, durante los rodeos con su padre. Sus hijos aspiran a poder continuar con la tradición familiar.
“Como madre, es duro pensar que su sueño es ser pastores de renos cuando somos conscientes de la gran cantidad de amenazas a las que esta actividad se enfrenta en nuestra zona”, comenta. “Si la tala de los bosques continúa según lo previsto, será realmente difícil que mis hijos puedan continuar dedicándose al pastoreo”.
Esta forma de vida corre por las venas del pueblo sami, según Tervaniemi. “Si le pides a mi marido o a cualquier otro pastor de renos de nuestra región que busque otro trabajo, no creo que tenga otra opción. Han crecido siendo pastores de renos. Es nuestra vida y nuestro medio de sustento”, afirma.
Tervaniemi, de 37 años, es miembro del Consejo sami, que reúne a representantes de cuatro países. “Tenemos que ser como activistas si queremos mantener nuestro medio de vida y nuestra cultura”, dice. Las mujeres samis siempre han estado en igualdad de condiciones con los hombres, y muchas juegan un papel fundamental en organizaciones políticas, según Tervaniemi, quien al mismo tiempo prepara un doctorado en Estudios Samis.
Esto resulta evidente en el Parlamento sami de Finlandia, dividido equitativamente entre mujeres y hombres, y dirigido por una mujer. Además, existen grupos de mujeres como Sarahkka —en honor a la mítica hija de los ancestrales padres de los samis— y el Sámi Nisson Forum (Foro de las Mujeres), que congrega a mujeres samis de los países del norte. Se centran en la igualdad de género y en los problemas políticos que afectan a la población indígena, incluidos la tierra y el derecho al agua.
Debido a que las mujeres samis son en buena parte las encargadas del cuidado de los niños y de la transmisión de cultura a las generaciones venideras, el pastoreo de renos se ha convertido en un asunto de peso para ellas, en especial desde que la tala y el cambio climático se han intensificado en los últimos años.
“El reno tiene un gran significado en la cultura sami”, señala Tervaniemi, y añade “y estar en la naturaleza con un reno es algo maravilloso”.
Arttijeff también habla con cierta melancolía sobre la conexión del pueblo sami con sus renos.
“Cuando no los vemos, los echamos de menos. Echamos de menos su olor, su forma, su sonido. Reconocen nuestra voz, los llamamos y vienen a nosotros”.
No solo está en peligro el reno —también lo están los otros cuatro medios de vida samis: pesca, recolección, caza y artesanía. “Para todos, necesitas materias primas de la naturaleza”, asegura Arttijeff. “Si la naturaleza cambia, no puedes ganarte la vida del mismo modo. Así que, si la naturaleza cambia, todo cambia para nosotros”
FUENTE: .Global Voices, 17 / 03 / 2018
No hay comentarios.:
Publicar un comentario