La
humanidad se está viendo obligada a adoptar nuevos hábitos y a ser más exigente
en los rituales de belleza preventivos, para proteger el rostro y cuerpo de los
padecimientos que se desencadenan con la fiebre que está experimentando el
planeta.
Y la piel es el primer órgano que siente las consecuencias
del calentamiento global, como disminución de la capa de ozono, los cada vez
más nocivos rayos solares, los cambios drásticos de temperatura (fuertes
oleadas de calor o frío extremo), la polución y el aumento de toxinas y tóxicos
en el ambiente. Y lo más grave es que esta, al ser el órgano más expuesto y el
más extenso del cuerpo, se convierte en la puerta de entrada de enfermedades
que precisan atención y cuidado oportuno.
La recomendación prioritaria que lanzan los expertos es que se
debería cambiar el tiempo de exposición al sol. Ya no hay una exposición mínima
segura. La comunidad científica sentenció en el encuentro de la Academia
norteamericana de dermatología, en EE. UU., que 15 minutos de sol, que es lo
necesario para crear vitamina D, ya genera daño en las células de la piel.
El abuso de los rayos solares genera enrojecimiento, manchas por
hiperpigmentación de melanina, estimula la producción de metaloproteínas MMP1,
que afectan al colágeno y por tanto producen arrugas, perjudican directamente
el ADN de la piel o estimulan la generación de especies reactivas de oxígeno
(ERO¿s) que son moléculas oxidantes. Estos dos últimos efectos pueden
desencadenar cáncer en la piel.
Justamente las lesiones más comunes son las causadas por el sol,
le siguen las que aparecen por la polución, las quemaduras ocasionadas por el
viento, las autoinfligidas, las dermoabrasiones muy fuertes y también por lavar
y exfoliar la piel en exceso.
La variación drástica de la temperatura de la Tierra aumenta la
resequedad, que al persistir por mucho tiempo afecta la calidad del estrato
córneo y estimula otros efectos como la descamación y el aspecto áspero y
opaco. Enrojecimiento, prurito y descamación temporal o crónica son las señales
en las pieles sensibles. Y el impacto aumenta en los países con estaciones por
el uso de aire acondicionado en verano o calefacción en el invierno.
¿Por qué es bueno tomar baños cortos de sol? “Porque estimula la
producción de vitamina D que favorece la absorción de calcio, aumenta la
síntesis de hormonas sexuales, además tiene un poderoso efecto antidepresivo y
contribuye en la mejoría de ciertas enfermedades dérmicas como la psoriasis.
Protector solar ¿cada cuánto? “Tres veces al día, a las 7 a.m.,
a las 12 m. y a las 3 p.m. No es exageración, pero protéjase con sombrilla,
lentes y sombrero en lo posible. El cáncer de piel es uno de los más frecuentes
en el mundo.
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