La Habana (PL) Famosas por sus playas paradisíacas, su ameno clima y una particular herencia cultural, las islas caribeñas están en peligro de desaparecer por el cambio climático y el consecuente aumento del nivel del mar.
El recién concluido período de sesiones de la Asamblea General de la ONU fue el último escenario donde los líderes regionales llamaron a enfrentar esta problemática, que amenaza la supervivencia humana en la zona y otras regiones del mundo.
Diversos estudios advierten que la elevación de los mares, además de cubrir parte de esas islas, podría contaminar muchas fuentes de suministros de agua dulce en el Caribe, lo cual unido a la disminución de las lluvias por la transformación del clima tendrá efectos catastróficos.
Un informe de este octubre del Programa Internacional sobre el Estado de los Océanos adelantó que el aumento de la temperatura hará desaparecer el hielo ártico del verano en 2050.
Mientras, el Grupo Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) en su último reporte reveló que el nivel medio global del mar se incrementó 19 centímetros desde 1901, pero en la última década creció 3,2 centímetros, casi el doble de la tasa durante el siglo XX. El IPCC prevé que el nivel del mar se elevará entre 26 y 98 centímetros para el 2100, aunque la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) elevó la cifra hasta los dos metros.
Observamos un cambio en los patrones climáticos, subrayó April Alexander, coordinadora para la región de la Alianza Mundial del Agua, durante una reunión sobre el tema en Santa Lucía.
En la cita, Cedric Van Meerbeeck, experto del Instituto Caribeño de Meteorología e Hidrología (ICMH), pronosticó que las precipitaciones en gran parte del área disminuirán durante los años venideros.
Según el ICMH, si en agosto de 2012 Granada y Anguila reportaron un clima extremadamente seco, 11 meses después ocurrió lo mismo con Antigua y Barbuda, Trinidad y Tobago, San Vicente y Las Granadinas, y Barbados.
En lo que va de año ya Barbados, Trinidad y Tobago y Jamaica decretaron en algún período el racionamiento del vital líquido.
El agua se convirtió en un asunto de seguridad nacional para la región, aseguró John Thompson, director de la junta directiva de Asociación de Desalinización del Caribe.
La Red Ambiental Juvenil del Caribe, una ONG que analiza esos temas, destaca que otro problema enfrentado por la región es el aumento de las tormentas y huracanes.
Además, resalta el impacto negativo por la destrucción de las barreras coralinas de la zona y la afectación de la salinización, y la erosión a las tierras agrícolas y costeras.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, la cobertura de coral en los arrecifes del Caribe se redujo a un ocho por ciento, desde el 50 por ciento en 1970 debido a la sobreexplotación, la contaminación, el desarrollo costero y el calentamiento de las aguas oceánicas.
La crisis tendrá un efecto devastador sobre la economía y la sociedad en estas islas.
En el Caribe, el turismo de playa y la economía pesquera comercial genera cada año miles de millones de dólares. Sólo en Jamaica la pesca en los arrecifes da empleo a 20 mil personas.
Precisamente, los científicos alertan sobre los profundos cambios costeros en la región en las próximas décadas debido a la erosión, los huracanes y otros fenómenos naturales.
Las áreas del litoral serán severamente impactadas en los próximos 50 años, estimó Owen Day, un biólogo marino de la ONG Caribsave.
De acuerdo con la organización, el aumento del nivel de las aguas podría significar para los países miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom) el desplazamiento de más de 100 mil personas, la destrucción de unos 150 centros turísticos y de una veintena de aeropuertos.
Es necesario hacer conciencia de las amenazas que representa para la región el cambio climático, afirmó en julio último el ministro de Ciencia, Energía y Tecnología de Santa Lucía, James Fletcher.
La historia nos enseña que un sólo huracán puede destruir años de crecimiento económico, de un día para otro y dejar marcas duraderas, no sólo en el paisaje físico, sino también en la psiquis nacional, subrayó.
El ministro resaltó que en los últimos años la Alianza de Pequeños Estados Insulares mantiene una campaña mundial para intentar reducir las concentraciones de gases de efecto invernadero y solicitar fondos a fin de enfrentar esos temas.
Como parte de las estrategias regionales, el secretario general de la Organización de Turismo del Caribe, Hugh Riley, llamó a los miembros de la Caricom a aprobar una legislación que proteja a los mares del área.
El cambio climático es una espada de Damocles sobre las pequeñas islas caribeñas que amenaza con cambiar el panorama geográfico regional y la propia existencia humana en la zona, advirtió.
FUENTE: Prensa Latina. 10 de octubre de 2013, Roberto Castellanos |
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