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miércoles, 22 de noviembre de 2023

Actuar por la salud de las personas y el planeta


La salud y el clima están indisolublemente unidos, y hoy la salud de miles de millones de personas está en peligro por la crisis climática.

El cambio climático está perjudicando no solo la salud de nuestro planeta, sino la de personas de todas partes – por la contaminación tóxica del aire, la disminución de la seguridad alimentaria, el aumento del riesgo de brotes de enfermedades infecciosas, el calor extremo, las sequías, las inundaciones y otros eventos.

Se espera que entre 2030 y 2050, el cambio climático provoque unas 250 000 muertes adicionales al año debido a la malnutrición, la malaria, la diarrea y el estrés por calor, según la Organización Mundial de la Salud. Y para 2030, se prevé que los costes sanitarios directos causados por el cambio climático asciendan a entre 2000 y 4000 millones de USD al año.

El cambio climático también agrava muchos factores de riesgo sociales y ambientales para la salud mental. La exposición a eventos meteorológicos extremos, los desplazamientos, la hambruna. la malnutrición, la ansiedad y el sufrimiento contribuyen a problemas de salud mental.

La ciencia es clara: Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero eliminando gradualmente los combustibles fósiles e invirtiendo en soluciones de transporte, alimentación y energía sostenibles dará como resultado una mejora de la salud, sobre todo mediante la reducción de la contaminación del aire, las dietas más saludables y la mayor actividad física.

Los beneficios para la salud pública de la acción climática superan con mucho a los costes. Alcanzar los objetivos del Acuerdo de París podría salvar aproximadamente un millón de vidas al año en todo el mundo para 2050, solo reduciendo la contaminación del aire. Las previsiones también indican que el valor total de los beneficios en salud por la acción climática equivaldrían aproximadamente al doble del coste de las políticas globales para cortar las emisiones de gases de efecto invernadero.

Estas son las dos áreas de acción climática que conllevan beneficios inmediatos para la salud:

 Eliminación gradual de combustibles fósiles



La producción y combustión de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) emiten los gases de efecto invernadero que están provocando el cambio climático. Al mismo tiempo, los combustibles fósiles son fuente de contaminantes en el aire dañinos para la salud humana. Los contaminantes del aire generados por centrales eléctricas de carbón y vehículos diésel, por ejemplo, pueden causar enfermedades respiratorias y cardiovasculares, cáncer de pulmón, diabetes, trastornos neurológicos y problemas en los embarazos.

Un estudio del Banco Mundial concluyó que la materia particulada de la combustión de combustibles fósiles, como el carbón o el diésel, está entre los contaminantes más tóxicos del aire, con potencial para causar asma, cáncer, cardiopatía y muerte prematura. Eliminar los combustibles fósiles podría evitar los 1,2 millones de muertes anuales resultantes de la exposición a la materia particulada ambiental derivada de los combustibles fósiles. El coste global de los daños a la salud asociados a la exposición a la contaminación del aire se estima en 8,1 billones de USD al año, lo que equivale al 6,1 % del PIB mundial, según el Banco Mundial.

Atajar la contaminación del aire (eliminando gradualmente los combustibles fósiles e invirtiendo en energías renovables como la eólica o la solar) crea una «doble oportunidad» de limpiar el aire y reducir las -emisiones de gases de efecto invernadero.

En el sector del transporte, esto implica el paso a vehículos eléctricos impulsados por energía limpia y el fomento de los desplazamientos a pie y en bicicleta en lugar de conducir. Las investigaciones han puesto de manifiesto que las personas que pedalean a diario generan un 84 % menos de emisiones de carbono en sus desplazamientos cotidianos que quienes no lo hacen. Al mismo tiempo, la actividad física habitual conlleva beneficios para la salud al prevenir ciertos tipos de cáncer, diabetes, depresión, cardiopatías y riesgos relacionados con la obesidad.

En los hogares, el humo de cocinar con combustibles contaminantes como madera, queroseno o carbón, está vinculado a más de 3 millones de muertes prematuras cada año. También contribuye a la contaminación del aire y a las emisiones de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono y el carbono negro, uno de los principales componentes de la materia particulada y de los que más contribuyen al cambio climático. Más de 2000 millones de personas en todo el mundo carecen de acceso a un modo de cocinar limpio. Sustituir combustibles dañinos para cocinar por soluciones limpias, como fogones de energía solar, beneficia al clima y reduce significativamente las enfermedades relacionadas con la inhalación de humo.

 Adopción de dietas más saludables



Lo que comemos y el modo en que lo producimos afecta a nuestra salud, pero también al medio ambiente.

Los alimentos hay que cultivarlos, procesarlos, transportarlos, distribuirlos, prepararlos, consumirlos y, en ocasiones, desecharlos. Cada uno de esos pasos genera gases de efecto invernadero que atrapan el calor del sol y contribuyen al cambio climático. Aproximadamente un tercio de todas las emisiones humanas de gases de efecto invernadero están relacionadas con los alimentos.

La mayor cantidad de emisiones relacionadas con los alimentos se debe a la producción de productos animales con uso intensivo de la tierra, como las carnes rojas, los productos lácteos y las gambas de piscifactoría. Los alimentos de origen vegetal (como frutas y verduras, cereales integrales, judías, guisantes, frutos secos y lentejas) suelen requerir menos energía, tierra y agua, y emiten gases de efecto invernadero en menor intensidad que los productos de origen animal.

Los alimentos de origen vegetal también contribuyen a llevar una dieta saludable. Las personas cuya dieta es rica en vegetales y frutas tienen un riesgo mucho menor de desarrollar obesidad, cardiopatías, embolias, diabetes y ciertos tipos de cáncer.

Cambiar a una dieta más equilibrada y saludable puede, por tanto, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y al mismo tiempo mejorar la salud (sobre todo en grupos humanos con exceso de consumo de calorías y productos de origen animal, más abundantes en países desarrollados).

La carne y los productos lácteos pueden ser una fuente importante de proteínas y micronutrientes, especialmente en países con más bajos ingresos, donde las dietas carecen de diversidad. Pero en la mayoría de los países con rentas altas, consumir más alimentos de origen vegetal mejora la salud y reduce significativamente el impacto ambiental en comparación con las dietas promedio de productos cárnicos.

Fuente: Naciones Unidas

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