Otra vez tenemos que hablar de una marca climática superada en 2023. Ocurrió el viernes pasado, 17 de noviembre, cuando por primera vez la temperatura de nuestro planeta estuvo 2°C por encima de los niveles preindustriales, según el Servicio de Monitoreo del Cambio Climático de Copernicus.
Cada nuevo dato que la ciencia aporta es evidencia clara e irrefutable de que las temperaturas terrestres continúan en alza. Éste en particular llega justo antes de que comience una nueva edición de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) en Dubái. ¿Será suficiente para que los líderes mundiales se comprometan a tomar medidas reales y urgentes?
Qué significa esto en Argentina según Greenpeace
Pensémoslo así: el 17 de noviembre vivimos la jornada con mayor temperatura global jamás registrada, si la comparamos con la temperatura media entre los años 1850 y 1900, cuando todavía no se hacía uso extensivo de combustibles fósiles. El termómetro mostró que el planeta estuvo 2.07°C por encima del promedio preindustrial.
Tan fuera de escala estamos que al día siguiente, el sábado 18, la anomalía se sostuvo por encima en 2.06°C. Al mismo tiempo, esa fecha también se registró un nuevo máximo en las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono (CO2), según el Observatorio de Mauna Loa. Así se configuraron dos días de alarma que marcaron un hito preocupante en la escalada continua de los niveles de CO2 en nuestra atmósfera.
Con semejantes registros, todo sugiere que noviembre de 2023 podría convertirse en el noviembre más cálido registrado.
Desde Greenpeace Argentina entendemos que cruzar el umbral de los 2 grados de calentamiento respecto del periodo preindustrial es un síntoma que, si bien no es permanente, determina que el impacto de la crisis climática será más difícil de revertir.
Incluso advertimos que, en algunos casos, se torna irreversible si se piensa en las poblaciones humanas y los ecosistemas más vulnerables que no pueden adaptarse ni mitigar efectos adversos como sequías extremas, incendios, tormentas de tierra, seguidos de inundaciones. Los eventos vividos en los últimos cinco años en las provincias del norte de nuestro país, que coinciden con las más altas y permanentes tasas de deforestación, son un ejemplo de esto.
Consideramos que las medidas que se toman a nivel nacional en pos de la conservación de los ambientes que están en estado crítico resultan insuficientes. En especial, la deforestación ilegal contribuye a agravar los eventos climáticos de El Niño, sobre todo en zonas claves como el Gran Chaco, que es el segundo ecosistema más importante después del Amazonas.
Con cada noticia de un nuevo récord superado es crucial entender que cuanto más a menudo se sucedan, más graves se volverán los efectos acumulativos de estas transgresiones.
Por esto, llamamos a tomar acción climática inmediata y eficaz para frenar las peores consecuencias de la crisis climática y para adaptarnos a tiempo a las situaciones extremas que ya son parte de nuestro día a día.
Fuente: Greenpeace.org
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