Dos informes publicados esta semana alertan que la humanidad camina "al borde de un acantilado" por la gravedad de la crisis climática. "Tenemos miedo del territorio inexplorado en el que hemos entrado".
Para la ONU, la humanidad camina al "borde de un acantilado" y se acerca "peligrosamente a puntos de inflexión irreversibles". La advertencia figura en el informe que la Universidad de las Naciones Unidas/Instituto para el Medio Ambiente y la Seguridad Humana (UNU-EHS) publicó esta semana sobre los peligros ambientales y el cambio global.
Para los 15 mil científicos que desde el 2019 elaboran anualmente el "Informe sobre el estado del clima" (actualizado en estos días), la emergencia climática, acelerada a niveles desconcertantes en este 2023, ya no es "una cuestión ambiental aislada"; se ha transformado en "una amenaza sistémica y existencial".
"Como científicos, se nos pide cada vez más que digamos al público la verdad sobre las crisis que enfrentamos en términos simples y directos. La verdad es que estamos conmocionados por la ferocidad de los fenómenos meteorológicos extremos en 2023. Tenemos miedo del territorio inexplorado en el que ahora hemos entrado. Las condiciones se volverán muy angustiosas y potencialmente inmanejables para grandes regiones del mundo", concluyen, con angustia, estos miles de investigadores, algunos de renombre y prestigio internacional como Johan Rockström, Christopher Wolf y William Ripple.
Las dos investigaciones aportan muchísima evidencia sobre el posible "colapso social" al que se enfrentan la civilización por la "creciente e interconectada crisis ambiental que enfrentamos".
El informe de la ONU lo ejemplifica de esta manera: "Cuando nuestros sistemas de sustentación de la vida, como los de nuestra agua o alimentos, se deterioran, generalmente no es un proceso simple y predecible. Una torre hecha de bloques de construcción puede permanecer en pie al principio si quitas una pieza a la vez, pero la inestabilidad aumenta lentamente hasta que quitas un bloque de más y se cae. Al igual que la pila de bloques, cuando se alcanza un cierto umbral de inestabilidad en un sistema, podría colapsar o cambiar fundamentalmente. Abrimos el grifo y de repente no sale nada. A esto se le llama punto de inflexión, y los puntos de inflexión pueden tener impactos irreversibles y catastróficos para las personas y el planeta".
La investigación se centra en la categoría "puntos de inflexión de riesgo", aquellos "cambios "abruptos en los sistemas que sostienen la vida "que pueden sacudir los cimientos de nuestras sociedades".
"Hoy nos acercamos peligrosamente al borde de múltiples puntos de inflexión de riesgo. Las acciones humanas están detrás de este cambio rápido y fundamental en el planeta. Estamos introduciendo nuevos riesgos y amplificando los existentes al extraer indiscriminadamente nuestros recursos hídricos, dañar la naturaleza y la biodiversidad, contaminar tanto la Tierra como el espacio y destruir nuestras herramientas y opciones para enfrentar el riesgo de desastres", se explica.
Un ejemplo de un punto de inflexión de riesgo es el agotamiento de las aguas subterráneas necesarias para la agricultura, explica el informe.
El agua subterránea es un recurso esencial de agua dulce almacenado en depósitos subterráneos llamados "acuíferos". Estos acuíferos suministran agua potable a más de 2 mil millones de personas, y alrededor del 70 por ciento de la extracción se utiliza para la agricultura.
El problema es que "más de la mitad de los principales acuíferos del mundo se están agotando más rápido de lo que pueden reponerse naturalmente". El relevamiento de campo indica hoy que 21 de los 37 acuíferos más grandes del mundo sufren este agotamiento.
"En este caso -se explica-, el punto de inflexión se alcanza cuando el nivel freático cae por debajo de un nivel al que pueden acceder los pozos existentes. Una vez cruzado, los agricultores ya no tendrán acceso a aguas subterráneas para regar sus cultivos. Esto no sólo pone a los agricultores en riesgo de perder sus medios de vida, sino que también puede conducir a la inseguridad alimentaria y poner en riesgo de fracaso a sistemas completos de producción de alimentos".
Un ejemplo es la India, el mayor usuario de aguas subterráneas del mundo, superando el uso de Estados Unidos y China juntos. Este país sirve como granero (arroz y trigo) para muchas regiones del planeta. Sin embargo, el 78 por ciento de los pozos de la región noroeste (Punjab y Haryana) se consideran "sobreexplotados". La proyección es que la India experimentará una disponibilidad de agua subterránea críticamente baja para 2025.
"La intensificación agrícola combinada con nuevas tecnologías y políticas que abaratan el uso del agua subterránea ha acelerado las tasas de extracción, lo que ha llevado a niveles alarmantes de agotamiento de los acuíferos. Ya no podemos considerar el agua subterránea como una fuente ilimitada de agua dulce de fácil acceso. En cambio, ahora podemos ver que tiene límites y se está volviendo cada vez más inaccesible, con implicaciones preocupantes para su uso como mecanismo de supervivencia cuando faltan las lluvias", se alerta.
Ante este panorama, para la ONU, se necesitan "cambios drásticos" en el sistema agrícola global para ser conscientes de los límites de los sistemas de aguas subterráneas y nuestra capacidad de acceder a esta agua.
El informe cita otros cinco "puntos de inflexión de riesgo", entre ellos "el calor insoportable" y "las extinciones aceleradas".
El calor extremo "ya fue responsable de un promedio de 500.000 muertes adicionales al año en las últimas dos décadas". "Actualmente, alrededor del 30 por ciento de la población mundial está expuesta a condiciones climáticas mortales durante al menos 20 días al año, y esta cifra podría aumentar a más del 70 por ciento para 2100", se detalla.
La conclusión es tan drástica como tajante: "La realidad es que nos estamos acercando rápidamente a un punto de inflexión más allá del cual la gente no sobrevivirá".
Sobre elY agrega: "La extinción de una especie corta múltiples hilos que mantienen unido al mundo. A medida que estos vínculos se vuelven menos y más delgados, la menor resiliencia de los ecosistemas puede conducir a un estado de inestabilidad, en el que incluso cambios menores pueden causar un colapso catastrófico". segundo punto, la investigación revela que "el ritmo actual de extinción de especies es al menos cientos de veces mayor de lo habitual debido a la influencia humana, con consecuencias drásticas para toda la vida en nuestro planeta".
"Desafortunadamente, a través de intensas actividades humanas como el cambio de uso de la tierra, la sobreexplotación, el cambio climático, la contaminación y la introducción de especies invasoras, hemos puesto el pie en el acelerador de la extinción", dice el informe.
Fuente: La politica online
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