La humanidad ya casi se ha quedado sin tiempo para abordar el cambio climático. Los científicos señalan que un aumento de la temperatura de dos grados centígrados por encima de los niveles preindustriales colocará a la Tierra en un terreno peligroso y desconocido. Pero vamos camino a una suba de cuatro grados o más en este siglo. Llegó la última oportunidad para actuar.
La oportunidad se producirá en diciembre de 2015, en París, cuando los gobiernos del mundo se reúnan para la 21a reunión anual de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, pero ésa vez será diferente. O los gobiernos acuerdan adoptar medidas decisivas o la salud climática se nos deslizará de entre los dedos.
En 1992, los gobiernos del mundo aprobaron la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y prometieron evitar "la peligrosa interferencia antropogénica [inducida por el hombre] en el sistema climático", para reducir la tasa de emisión de los gases que provocan el efecto invernadero, en particular el dióxido de carbono. Aunque el tratado entró en vigor en 1994, la tasa de emisiones de gases subió.
En 1992, con la combustión mundial de carbón, petróleo y gas, más la producción de cemento, se lanzaron 22.600 millones de toneladas de CO2 al aire. En 2012, las emisiones ascendieron a 34.500 millones de toneladas. En lugar de controlarlo, la humanidad aceleró el cambio inducido por el hombre.
Es el mayor problema moral de nuestro tiempo. El uso de combustibles fósiles amenaza a los pobres, los más vulnerables al cambio climático y a las generaciones futuras.
Estamos causando ese daño en una época en la que los adelantos tecnológicos permiten al mundo substituir los peligrosos combustibles fósiles por fuentes energéticas con escasas emisiones de carbono, como, por ejemplo, la eólica, la solar, la nuclear y la hidroeléctrica, y reducir las repercusiones de los combustibles fósiles usando tecnología para la captura y el almacenamiento de carbono. El papa Francisco ha dicho: "Si destruimos la Creación, ¡la Creación nos destruirá a nosotros! ¡No debemos olvidarlo nunca!".
Pero para los muchos intereses poderosos, el cambio climático es todavía un juego cuyo objetivo es retrasar la adopción de medidas. Las compañías de combustibles fósiles han presionado contra el paso al uso de una energía con escasas emisiones de carbono.
Aun así, la política del cambio climático puede estar cambiando para mejor. El fin del estancamiento podría llegar pronto por las seis razones siguientes.
En primer lugar, el mundo se da cuenta de la calamidad que estamos causando. El público ve sequías prolongadas (ahora en partes de Brasil, California y el Sudeste asiático, por citar algunos lugares), inundaciones enormes (recientemente en Bosnia y Servia) y olas de calor letales (en muchas partes del mundo).
En segundo lugar, los ciudadanos no quieren morir en las llamas. La opinión pública ha bloqueado la construcción del oleoducto Keystone XL, que aceleraría la producción de arenas petrolíferas de Canadá, algo escandaloso en vista de que ni Canadá ni EE.UU. se comprometieron aún con un plan climático.
En tercer lugar, puede que nos esperen crisis climáticas más graves. Este año podría haber un muy intenso El Niño, que se sumaría a la tendencia general al aumento de las temperaturas mundiales. El fenómeno podría hacer que 2015 sea el año más cálido de la Tierra.
En cuarto lugar, EE.UU. y China, los dos mayores emisores de CO2, empiezan a ponerse serios. El gobierno de Barack Obama intenta parar la construcción de dos nuevas centrales eléctricas de carbón, a no ser que estén equipadas con tecnología para la captura y el almacenamiento de carbono. China ha comprendido que su profunda dependencia del carbón causa una contaminación devastadora.
En quinto lugar, las negociaciones de París atraen la atención mundial. El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, pidió a los dirigentes políticos que asistan a una cumbre especial en septiembre, para lanzar unas negociaciones intensivas. La red de expertos de las NN.UU. que dirijo, Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible, publicará un informe en julio sobre cómo pueden descarbonizar sus sistemas energéticos las economías más importantes. Y creará una plataforma para que los ciudadanos participen en la misión de salvar el planeta.
Por último, los avances tecnológicos en materia de sistemas energéticos con escasas emisiones de carbono contribuyen a la transición a una energía de bajo costo y escasas emisiones de carbono tecnológicamente realistas, con unos enormes beneficios para la salud humana y la seguridad planetaria.
FUENTE: La Nación ( Argentina), 1/ junio/ 2014
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