En estos tiempos de pandemia y cuarentena por el corona virus, mucho se está
investigando acerca del origen del mismo.
Más allá de especulaciones conspirativas, muchos estudios del genoma de
este virus indican que no tiene un
origen en laboratorio, ni se ha sintetizado el mismo vía manipulaciones
genéticas. Cada vez más se confirma que son mutaciones de otros corona virus, y
que el ámbito propicio para su gestación
y proliferación ha sido promovido desde diferentes
animales, los cuales se encontraban en
lugares totalmente confinados,
conviviendo en entornos de basura
en estado de putrefacción.
No podemos responsabilizar al corona virus por haber elegido
este ámbito de gestación, es más busca con voracidad estos entornos para poder proliferar. En cambio, tenemos que
responsabilizar a los seres humanos por el confinamiento antes mencionado,
actitudes despreciables, ambiciosas, reñidas con la moral, y nada atentas con el
respeto por los ecosistemas.
Y como ha sucedido a lo largo de la historia de la
humanidad, los ecosistemas responden.
En el caso del cambio climático, nos encontramos con una
situación muy parecida. Acciones del ser humano han llevado a un calentamiento
global de la atmósfera, a una tremenda acumulación de basura, y a una
utilización irracional de los recursos naturales, los cuales se encuentran en
una etapa de agotamiento.
Similar a la respuesta de los ecosistemas que han permitido
el desarrollo del corona virus, el planeta y su infinidad de ecosistemas
también están dando una severa respuesta a estas acciones desmedidas del ser
humano. A saber, graves inundaciones,
lluvias torrenciales, huracanes potenciados, sequías, derretimiento de
glaciares, crecimiento del nivel del mar, pérdida de muchas especies animales y
vegetales.
Como puede observarse, hay una respuesta muy virulenta y
parecida de los diferentes ecosistemas a las actitudes agresivas y voraces del
ser humano.
Cuantas pandemias más y cuantos cambios climáticos más va a
necesitar la especie humana para comprender que
no es la dueña del mundo, sino que solo es un ecosistema más del gran ecosistema
planetario.
Más allá de cuestiones religiosas, y de la tecno-ciencia, la
raza humana necesita continuar evolucionando hacia un respeto más holístico y humilde del lugar que le toca en el
universo.
FUENTE: Juan José Olivieri , 16/05/2020
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