El cambio climático está aquí con sus eventos meteorológicos extremos que ponen en peligro el futuro del mundo tal cual lo conocemos. ¿Cuáles son sus evidencias? ¿Qué debemos saber? ¿Estamos preparados? En esta sección, cada semana, noticias, conceptos básicos, personalidades destacadas y datos necesarios para comprender el fenómeno.
La idea de capturar dióxido de carbono e inyectarlo bajo tierra o en el mar circula desde años y desde entonces se multiplicaron los proyectos que intentaron llevarla a cabo. Pero hasta ahora no pudo establecerse como una solución definitiva y segura para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que impactan en el cambio climático.
Desde los primeros proyectos experimentales, las alternativas que se barajaron fueron depositar el CO2 en capas acuíferas de salinas profundas, en yacimientos de petróleo y gas agotados, en minas de carbón, o el más avanzado método islandés que lo disuelve en agua y lo inyecta en antiguos flujos de lava para convertirlo en piedra. Pero siempre se alzaron las voces ambientalistas.
¿Depositar el CO2 en los yacimientos salinos? Existe riesgo de que encuentre una vía de escape a través de las grietas y contamine reservas de agua dulce. ¿En minas de carbón? La inyección podría fracturar las capas de rocas y liberar metano y dióxido de carbono a la atmósfera. ¿En el océano? Podría acelerar enormemente la acidificación de grandes áreas marítimas y perjudicar a muchos organismos y ecosistemas.
La conclusión es que, para ser seguro y eficaz, cualquier programa de captura y secuestro de carbono tendría que eliminar por completo la posibilidad de escapes y filtraciones. De otro modo, el CO2 eliminado regresará a la atmósfera en un tiempo relativamente corto.
La solución, argumentan los detractores, está al alcance de la mano y son las fuentes de energías renovables, disponibles a un precio cada vez más competitivo y que no tienen efectos negativos sobre el medio ambiente, junto a programas de ahorro y eficiencia energética.
De todos modos, las inversiones en este campo se incrementaron y varios proyectos para inyectar y almacenar CO2 en los países desarrollados avanzan y se proponen obtener el visto bueno social y político en base a mayores controles para asegurar los depósitos. La batería de medidas incluye una variedad de herramientas apoyadas en las nuevas tecnologías, sensores subterráneos y de superficie para monitorear los pozos y sensores geofísicos capaces de detectar cualquier actividad sísmica que pudiera estar relacionada con el proceso.
FUENTE: ambito.com , 09/05/2020
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