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martes, 27 de febrero de 2024

EL CLIMA, CONTRA LAS CUERDAS


El calentamiento global nuevamente fue “vedette” este mes de febrero. Entre febrero de 2023 y enero de 2024 el planeta padeció por primera vez, y durante 12 meses seguidos, una media de 1,5°C mayor que en la era preindustrial.

El Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea informó que el primer mes de 2024 fue el enero más cálido en el registro de datos ERA5, que se remonta a 1940. Este registro, de alta precisión y uno de los más sofisticados para la medición climática, dibuja un mapa retrospectivo del cambio global mediante la combinación de mediciones y la observación de satélites y de sensores terrestres.

Según un reciente estudio de Copernicus, “teniéndose en cuenta el promedio de los últimos doce meses, la temperatura media global fue la más alta registrada: 0,64°C por encima del promedio de 1991-2020 y 1,52°C por encima del promedio preindustrial de 1850-1900”.

Por su parte, la temperatura media global de la superficie del mar (TSM) de enero de 2024, exceptuando las regiones polares, alcanzó 20,97°C, la más alta registrada en cualquier mes de enero y la segunda más elevada desde que existen registros, apenas por debajo de la de agosto de 2023.


Copernicus sostiene que el calor excepcional observado en los océanos durante el primer mes del año ha sido un contribuyente clave al récord de temperatura global del aire en la superficie. Y constata que, si bien el actual episodio de El Niño ha desempeñado un papel importante para alcanzar dicho récord, la temperatura de la superficie marina también ha sido alta más allá del Pacífico ecuatorial, que es la región más directamente afectada por El Niño. Según la Organización Meteorológica Mundial, entidad especializada de las Naciones Unidas, aun cuando El Niño es un “patrón climático natural asociado al calentamiento de la superficie oceánica en el Océano Pacífico tropical central y oriental, de todos modos, se produce en el contexto de un clima alterado por las actividades humanas”.

¿Reversible?

Ante esta realidad de calentamiento global aparece como siempre en el centro de la reflexión de científicos y organismos internacionales la pregunta sobre la posibilidad de revertir esta tendencia autodestructiva.

Según cálculos de numerosos climatólogos, a largo plazo y al ritmo actual, lo que hasta aquí ha sido una tendencia con un promedio anual de 1,5°C podría consolidarse definitivamente en la primera mitad de la próxima década. La consecuencia sería la ruptura de la contención climática definida en el Acuerdo de París de 2015 que pretende frenar el calentamiento global.

Un análisis reciente del servicio informativo británico BBC considera que el potencial aumento de 1,5°C constituiría “un hito muy simbólico”, aunque no necesariamente el descontrol definitivo del cambio climático. Observación que se hace eco de la gran preocupación del Acuerdo de París, que ve dicho aumento potencial como un signo por demás inquietante de lo que podría ocurrir si estos incrementos anuales continuaran sostenidamente durante un período de 20 años.

Sin embargo, como puntualiza el análisis de la BBC, de continuarse con la actual dinámica los efectos del cambio climático se acelerarán con cada pequeño aumento del calentamiento, como lo demostraron en estos últimos 12 meses las olas de calor extremas, las sequías, los incendios forestales y las inundaciones en gran escala.

En términos concretos: medio grado extra —la simple diferencia entre 1,5°C y 2°C de calentamiento global— aumentaría considerablemente el riesgo de traspasar "puntos de inflexión", umbrales dentro del sistema climático, lo que podría conducir a cambios rápidos y potencialmente irreversibles. Como ejemplo, “si las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida Occidental sobrepasaran un punto de inflexión, su colapso potencialmente descontrolado podría causar subidas catastróficas en los niveles globales del mar durante los siglos siguientes”.


Un análisis reciente de swissinfo.ch cita a Johan Rockström, director del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático. Según este experto, el objetivo de 1,5°C no es comparable con los objetivos fijados en negociaciones políticas, que pueden ser sujetos de compromisos. No es, según él, una cifra arbitraria ni política, sino un límite planetario. Según Rockström, sobrepasar este umbral, aunque sea tan solo por una décima de grado, no supone el fin del mundo. Sin embargo, insiste, si se limita al máximo el calentamiento global se puede reducir la probabilidad de cambios irreversibles en el clima y, por lo tanto, en el planeta. Swissinfo.ch señala que este umbral ya se ha superado varias veces, aunque por períodos limitados (unos días o semanas). En cambio, en 2023 casi la mitad de los días fueron 1,5°C más cálidos que los de la era preindustrial. Y dos días en noviembre pasado el calentamiento incluso desbordó los 2°C por primera vez desde que comenzaron las mediciones.

 

Mano dura protectiva

Ya en abril de 2022, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), principal órgano internacional encargado de estudiar y evaluar el cambio climático, había advertido proyecciones alarmantes y remarcado que “ahora es el momento de actuar” si pretendemos reducir las emisiones a mediados de 2030.

El IPCC entonces sostuvo (y ratificó en marzo de 2023 en el encuentro de Interlaken, Suiza), que “en los escenarios que evaluamos, limitar el calentamiento a alrededor de 1,5°C requiere que las emisiones globales de gases de efecto invernadero alcancen su punto máximo antes de 2025 a más tardar y se reduzcan en un 43% en 2030”. Además, reducir el metano en aproximadamente un tercio.

Para este grupo de expertos no hay lugar a dudas: “Cada aumento del calentamiento se traduce en peligros que se agravan rápidamente. Las olas de calor de mayor intensidad, las lluvias más fuertes y otros fenómenos meteorológicos extremos exacerban los riesgos para la salud humana y los ecosistemas. En todas las regiones, el calor extremo está causando la muerte de personas”.

Y con perspectiva de futuro, el IPCC anticipa que “que la inseguridad alimentaria y la inseguridad hídrica asociadas al clima se incrementarán debido al aumento del calentamiento. Cuando los riesgos se combinan con otros fenómenos adversos, como las pandemias o los conflictos (bélicos), resulta aún más difícil controlarlos”.

Por esta razón cree que limitar el calentamiento global requerirá grandes transiciones en el sector energético, lo cual implicará una reducción sustancial del uso de combustibles fósiles, una electrificación generalizada, una mayor eficiencia energética y el uso de combustibles alternativos.

Contar con las políticas, la infraestructura y la tecnología adecuadas para permitir cambios en nuestros estilos de vida y comportamiento puede dar como resultado una reducción del 40 al 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2050. “Esto ofrece un importante potencial sin explotar”, afirmó Priyadarshi Shukla, uno de los miembros del IPCC. Y subrayó que “estos cambios en el estilo de vida pueden mejorar nuestra salud y bienestar".

Además estos especialistas climáticos proponen reducir las emisiones en la industria, lo que implica utilizar materiales de forma más eficiente, reciclar productos y minimizar residuos. El sector industrial representa aproximadamente una cuarta parte de las emisiones globales. La agricultura, la silvicultura y otros usos de la tierra pueden proporcionar reducciones de emisiones a gran escala y también eliminar y almacenar dióxido de carbono a escala. Sin embargo, sostiene el IPCC, “la tierra no puede compensar los retrasos en las reducciones de emisiones en otros sectores”.


Voces ciudadanas paradigmáticas

“Cada décima de grado adicional es demasiado”, afirmaron las principales ONG católicas y protestantes suizas el martes 13 de febrero al presentar la “Campaña Ecuménica”, movilización anual que se realiza durante la Cuaresma.

“¡Menos, es más; cada acción cuenta!” es el slogan principal de esta campaña, la cual busca resaltar “las enormes repercusiones de la crisis climática para las poblaciones del Sur”. Se propone, también, proporcionar herramientas para que todos puedan contribuir a la justicia climática, “porque cada décima de grado cuenta”. «Menos es más»: la aparente contradicción de este famoso dicho muestra las importantes interrelaciones que existen en la Tierra. “Nuestros actos influyen en el panorama general: del mismo modo que nuestro consumo excesivo aviva la crisis climática, también podemos mitigar sus efectos contribuyendo con acciones que respeten y protejan el clima”, enfatiza la Campaña Cuaresmal suiza 2024.

Sus promotores argumentan que, si un automóvil se deja con el motor encendido en un garaje cerrado durante un período prolongado, sus ocupantes acabarán muriendo. Esta imagen ilustra claramente la situación en la que se encuentra actualmente la humanidad debido a que se consume el oxígeno de la atmósfera, aumenta la concentración de CO2 y ya no entra “aire fresco” al sistema.

Por ahora, dicha concentración no es lo suficientemente alta como para matar a los seres humanos, pero el medio ambiente ya está sufriendo y los efectos se están sintiendo. Por eso los promotores de la Campaña de Cuaresma 2024 exigen “¡Justicia climática ya!”

Cada día, nuevas cifras, datos y estadísticas agregan cuotas de preocupación creciente a un clima planetario que parece no tener salida. A pesar de las pruebas fehacientes, no faltan los que niegan esta crisis climática. Grupo minúsculo que parece carecer de termostatos y termómetros, además de dar prueba de una crónica miopía científica.


Fuente: elcohetealaluna.com

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