“El paciente tiene 49 años y empezó con fiebre súbita, dolor de cabeza y molestia ante la luz. Más adelante tuvo somnolencia y confusión mental, entre otros síntomas. Está aún en terapia intensiva”, contó ayer a Infobae la médica María Alicia Pagola, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología. Así describe a la primera persona que fue diagnosticada en el Hospital Municipal del Carmen de Chacabuco, en provincia de Buenos Aires, con encefalomielitis equina del Oeste. “Cuando contó que había estado trabajando en un ambiente rural, se sospechó la posibilidad de la infección reemergente, y luego se confirmó en el Instituto Maiztegui, de Pergamino”, agregó.
Además de la encefalomielitis equina, la Argentina está enfrentando otros dos brotes epidémicos de infecciones transmitidas por mosquitos: dengue y Chikungunya. Dos de los factores que han influido han sido el aumento de las temperaturas promedio por el cambio climático inducido por actividades humanas y el fenómeno natural de El Niño.
La encefalomielitis empezó en noviembre a detectarse en caballos y otros equinos de gran parte de la Argentina. Se declaró la emergencia sanitaria, y luego el virus alcanzó a los seres humanos en diciembre. Ya hubo 56 casos confirmados y 7 fallecidos en 6 jurisdicciones del país.
A la encefalomielitis equina y al dengue, también se le suma la fiebre Chikungunya. Desde la última semana de octubre pasado, se reportaron 84 casos de Chikungunya en 8 de las 24 jurisdicciones del país. Desde la mitad de diciembre “se observó una tendencia de aumento con oscilaciones semanales”, escribieron los epidemiólogos de la cartera de Salud.
“El cambio climático ha influido en mayores períodos de sequías y luego lluvias grandes que hace que eclosionen muchos huevos del mosquito Aedes Albifasciatus que puede transmitir el virus de la encefalomielitis equina. De esta manera, puede haber una mayor población de mosquitos de esa especie. Además, como muchos equinos estaban sin vacunar, esos animales eran susceptibles a adquirir la infección viral cuando hay más mosquitos”, explicó a Infobae la doctora Raquel Gleiser, investigadora en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal, del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba.
De acuerdo con Adrián Díaz, científico del Conicet y del Laboratorio de Arbovirus del Instituto de Virología Dr. José María Vanella de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba, “el aumento de las temperaturas promedio contribuyó a la expansión de las poblaciones de Aedes aegypti desde el Norte hacia regiones como el centro y el norte de la Patagonia en Argentina. Ese incremento favoreció que haya circulación tanto del virus del dengue como el de fiebre Chikungunya”.
En el caso del reemergencia de la encefalomielitis equina del Oeste, se dio otra situación, según contó Díaz a Infobae. “Ese virus es transmitido por el mosquito Aedes Albifasciatus. Por el fenómeno de El Niño, hubo más lluvias y eso contribuyó al aumento de criaderos naturales de esa especie de mosquito”, dijo.
Con respecto a que hay más casos de encefalomielitis en humanos, el científico sostuvo que se mejoró la vigilancia de los pacientes con fiebre, y eso hizo que la infección se detectara a partir de diciembre pasado. En la década de 1980, es probable que hayan ocurrido más casos de personas con la encefalomielitis, pero no se detectaron. Las zonas rurales están más pobladas ahora y eso hace que las personas están más expuestas y contraigan la enfermedad, explicó el doctor Díaz.
Para Griselda Berberian, jefa de clínica del Servicio de Epidemiología e Infectología del Hospital de Pediatría Juan Garrahan en la ciudad de Buenos Aires, también el cambio climático ha sido uno de los factores que favoreció el aumento de las poblaciones de mosquitos en más superficie del territorio de la Argentina. “Pero no es el único”, enfatizó.
Las personas afectadas pueden llevar el virus a otras zonas cuando viajan. La deficiencias en las situaciones socio-económicas y ambientales llevaron a una urbanización desorganizada, que favorece los espacios con acumulación de agua y criaderos de mosquitos Aedes aegypti en ciudades. “Hay que trabajar en la prevención del dengue durante todo el año, y evitar basurales en las calles. En el caso del mosquito de la encefalomielitis equina se encuentra en ambientes rurales por el momento”, comentó Berberian.
El año pasado, se había dado a conocer un estudio de científicas de la Universidad Nacional de Litoral, el Conicet, la Universidad Nacional de Córdoba de la Argentina junto con un experto del Centro de Patógenos Emergentes, Zoonóticos y Transmitidos por Artrópodos de la Universidad Estatal de Virginia, en los Estados Unidos. Allí sugirieron que la expansión del dengue en la Argentina estaba asociado al aumento de las temperaturas promedio, en el marco del cambio climático que enfrenta el planeta.
El estudio fue publicado en la revista Environmental Health Perspectives. Se identificó una tendencia de una mayor frecuencia e incidencia de las epidemias de dengue a medida que transcurre el tiempo desde 1998 a 2023. Esto podría estar principalmente relacionado al aumento de la temperatura, principalmente a la temperatura mínima registrada en los últimos 60 años en el país.
Para protegerse contra los mosquitos, hay que usar repelentes, ropa clara y manga larga, eliminar o limpiar lugares donde puede haber criadero de mosquitos, entre otras medidas de prevención. Sin embargo, no todas las personas están atentas al riesgo aumentado de contraer dengue, encefalomielitis equina del Oeste o Chikungunya.
Un equipo de científicos ha cuestionado cómo se promueve la acción contra la infecciones. Consideran que se trata de una política “mosquitocéntrica”.
Una integrante de ese grupo, Carolina Ocampo Mallou, del Grupo de Filosofía de la Biología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, explicó a Infobae: “Hicimos entrevistas con agentes sanitarios y personas que viven en el Conurbano, y apareció una oposición entre diferentes problemas. Los agentes sanitarios se concentran en los criaderos de mosquitos. En cambio, la gente habla sobre las molestias que generan los mosquitos”.
Para la investigadora, quien también forma parte del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional de San Martín y el Conicet, “se ha puesto el eje en el criadero de mosquito del domicilio, pero debería haber más trabajo del Estado en los espacios públicos para que se mejoren las condiciones ambientales de los barrios. Se debería salir de la lógica individual”.
Además, “se deberían promover iniciativas que trabajen -por ejemplo- en la mejor de las zanjas en las calles y en llevar agua potable en los barrios que no la tienen. Se deberían encontrar soluciones consensuadas entre las organizaciones sociales, los vecinos, los municipios, sin discriminar si son espacios de Aedes aegypti o si son otras especies de mosquitos”.
Otro punto importante es “comprometer a las empresas a cumplir con la responsabilidad social que tienen en relación con sus productos. Eso implica que se hagan cargo de los residuos sólidos que generan”, afirmó la científica.
Fuente: Infobae
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