Barcelona acoge la décima edición del congreso y feria dedicado al negocio el cambio climático. El Banco Mundial con la IETA –International Emissions Trading Association- y la Feria de Colonia en 2003 convocaron la primera edición al calor de la puesta en marcha de un comercio internacional de permisos de dióxido de carbono, se daba una señal de precio a las emisiones de CO2. Hoy sabemos mejor los desafíos y los retos, pero tenemos menos ambición y coraje para afrontarlos.
¿Funciona el comercio de emisiones?
La Convención de Naciones Unidas para el Cambio Climático, donde se negocia la arquitectura de los acuerdos internacionales del clima, participan gobiernos, organismos intergubernamentales, pero también, institutos de investigación, organismos no gubernamentales, incluido el sector privado de las empresas. Hoy ya no son los gobiernos los que están delante. La IETA, el pasado 14 de mayo, instaba a los eurodiputados del Parlamento Europeo aprobar la propuesta backloading, como un primer paso para abordar un amplio debate que conduzca a una profunda reforma de la estructura del EU-ETS (Comercio de Emisiones en la Unión Europa).
Por estrecho margen no salió adelante. En la política climática se ha impuesto la mayoría de los dóciles a la de los ambiciosos, el resultado es que en Europa los mercados de carbono están saturados de permisos que, con la crisis, la disminución de la actividad económica, su precio está hundido. Lo que fue ideado, no sólo para luchar contra el cambio climático, sino para incentivas inversiones en una economía hipocarbonizada carece de una autoridad, que tiene el euro; ese Mario Draghi del Banco Central Europeo que defienda, como hace con el euro, el precio de carbono (http://blogs.lavanguardia.com/diario-de-futuro/el-comercio-de-emisiones-de-co2-le-falta-un-mario-draghi-30785).
No faltan ideas al respecto. Pero los gobiernos se dejan apabullar por el día a día, renunciando los problemas planetarios como el cambio climático. En medio de la crisis financiera es más importante aguantar el timón en medio de la tormenta que el barco lleve un rumbo. Falta una decisión sobre la finalitè. Mientras se emplea ingentes recursos para salvar a la banca, se prima los ajustes, la transición energética y el cambio climático pasan al asiento de atrás y deja que una visión miope de la economía conduzca. Falta sosiego para con ambición y pragmatismo enfrentarse a los desafíos, sin perder de vista los obstáculos con realismo y responsabilidad.
Compromisos fraudulentos y políticas extraviadas.
En lugar de reconocer que la crisis es sistémica, que va a requerir arremangarse para abordar profundas reformas, parece que se confía en un inesperado cambio de ciclo económico. En lugar de un debate sobre alternativas, la lógica del ajuste y austeridad, regresa el egoísmo nacional, la crisis aparece como un problema provocado por otros, sufrimos por exceso de solidaridad. Lejos de resolver desequilibrios entre el centro y la periferia, esas tensiones se trasladan al interior, se exacerba la desigualdad.
La austeridad, el exceso de ahorro, aunque sea para desendeudar -a otro-, impone una visión que sólo contempla una única alternativa: desarrollar nuevos mercados, esto es, una salida externa a la crisis. En una economía cerrada, sin sector exterior- conduce a la recesión. Así el Santo Grial para evita las depresiones periódicas es restaurar la tasa decreciente de ganancia mediante un tipo muy concreto de competitividad, aquel que buscar colocar los excedentes en el mercado exterior, la apertura a otros mercados.
El impulso de exportar y, a la vez, repeler la oferta de su vecino, requiere un determinado modelo fiscal. ¿Resulta coherente con afrontar esos retos planetarios, esto es, economía más eficiente y competitiva, basada en fuente de energía libre de carbono? Se busca obtener ventajas comparativas con otros productos, subsidia el mercado exterior y se grava la demanda interna, subsidios a la energía e impuestos al empleo. El resultado es degradación climática y desempleo.
Es el espejismo que para salir de la crisis viene de Estados Unidos, allí la industria, se prevé, que goce de una energía barata -que ignora el cambio climático y, algo peor, que la competencia está en la innovación tecnológica. Se confía en la técnica del fracking para obtener gas barato. El modelo exportador sólo es posible sobre tres pilares, (i) subsidios estratosféricos a la energía, (ii) un euro fuerte que permita adquirir energía barata, (iii) una fuerte devaluación interior, vía salarios. Los equilibrios de balance de pagos no son simétricos, ni los exportadores tiene capacidad ilimitada. En una década el barril de petróleo se ha multiplicado por diez, hoy no hay margen de beneficios para que las exportaciones cubran el costes de las importaciones de energía. La economía global se asienta sobre un petroleo que ha dejado de ser barato.
La doble política climática.
Una devaluación de la moneda, como en los años 90, conllevaría una elevación del coste de la energía. Un euro fuerte, un precio del CO2 por los suelos, mantener enormes subsidios a la estrategia exportadora, evita esas reformas que propugna, justamente, la estrategia europea 2020 -que tiene la energía y el clima como pilar clave.
El papel de esa autoridad del carbono debería tener cierta coordinación con la autoridad monetaria para impulsar inversiones con una mano y orientar estas a economías bajas en carbono con la otra. El euro se construyó para que, en lugar de una devaluación interna, que aplicada en todos los países, como en una economía cerrada, conduce a la recesión.
El euro fue un primer paso, sin una política climática sólida que le de apoyo. También la reforma de las energías renovables debe permitir que la estructura de los costes ofrezca señales adecuadas a la transición energética.
En una década dejamos de hablar de eficiencia energética para hablar eficiencia economía, en lugar de sostenibilidad económica buscamos al sostenibilidad fiscal. La salida de la crisis vendrá de una solución mágica, a saber, volver a un suministro barato de energía. Una tribuna de un diario proponía “reabrir [Garoña] y destinar la electricidad generada a cubrir la demanda de las grandes empresas consumidoras mediante contratos a largo plazo a un precio más bajo, acorde con la amortización cumplida de la central”. Calificaba que las pérdidas de Nucleanor forman parte del secuestro del administrado por el administrador.
Políticas divergentes en cambio climático.
En Reino Unido, que aún se niega a cerrar la puerta, el liberal Ed Davey acepta oponerse a nuevos objetivos de renovables en la Unión Europea, como exigen conservadores, a cambio apoyar más ambición en cambio climático. Robert Norris , del sector, amenaza llevar la producción de renovables fuera del país (http://www.energias-renovables.com/articulo/green-groups-react-to-uk-opposition-to-20130528).
En España se buscar la resurrección nuclear, fracasado su renacimiento. Mientras Greenpeace anuncia un vídeo de “porque no puede existir”; una cooperativa de renovables, en Berlín, BuergerEnergie -una cooperativa de energía ciudadana quiere arrebatar el control sobre la red eléctrica a Vattenfall, que licita el senado de Berlín, los acusa de basar su negocio en combustibles fósiles y bloquear la transición hacia las energías renovables, inspirado en la experiencia mítica de Schönau, cuenta con 1.000 miembros y 6,5 millones de euros para acudir a la licitación de la red (http://www.dw.de/renewables-co-op-fights-vattenfall-for-control-of-berlin-grid/a-16811971).
Lejos de la frustración del “porque no se puede” en Berlín nada está prohibido. Incluso el ministro alemán Peter Altmaier (CDU) se hace socio de esta cooperativa de energía animando a acelerar esa transición energética (Energiewende) (http://energytransition.de/2013/05/coop-fights-vattenfall-for-berlin-grid/).
La Carbon Expo se traslada de Colonia a Barcelona. La inaugura Antoni Vives del Ayuntamiento de Barcelona, Santi Vila Generalitat ,y Migue Arias Cañete del Gobierno; entre el público estará Peter Altmaier -sabe que quien no está en la mesa está en el menú. Un programa interesante.
FUENTE: lavanguardia.com, Jordi Ortega, 28/ 05/ 2013
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