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miércoles, 24 de enero de 2024

La contaminación acústica del ser humano afecta catastróficamente al ambiente marino


La contaminación acústica se convierte en uno de los principales peligros para el ambiente marino. Los ruidos producidos por los barcos, las operaciones industriales y las prospecciones de petróleo perjudicarán gravemente la comunicación y la alimentación de los animales marinos.

"El océano tiene muchas cosas que decirnos. No es silencioso; de hecho, es muy ruidoso. Y hay muchos sonidos de animales, por supuesto... pero también, sonidos de humanos", con esa frase, la investigadora en bioacústica Lucia Di Iorio, nos introduce al problema de cómo el ruido marino afecta el ambiente marino

Es un día frío y ventoso frente a la costa de Bretaña, en Francia, y el buceador científico Yann Fontana se prepara para sumergirse en el agua helada. Su misión: instalar un dispositivo de grabación de sonido en el fondo marino.

Esto hace parte del estudio dirigido por la bioacústica Lucia Di Iorio, dentro de los proyectos internacionales de investigación 'TREC' y 'BIOcean5D'; para captar los llamados paisajes sonoros submarinos, en las costas europeas.

Pistas de ruido con grabaciones sonoras

En la Estación Biológica de Roscoff, Lucia Di Iorio, investigadora bioacústica de la Universidad de Perpiñan, abre un hidrófono, saca una tarjeta de memoria y escucha la grabación de audio.

Las grabaciones sonoras, junto con los muestreos genéticos, ayudan a los científicos a comprender mejor esos "puntos calientes" de biodiversidad marina. Sin embargo, mientras tanto, varios barcos pasan cerca; ¿cómo afecta este ruido artificial al ecosistema?

Lucia Di Iorio lleva más de 15 años escuchando el océano, con la esperanza de que ese conocimiento ayude a preservar los delicados ecosistemas.

"Estos son sonidos de peces, que se utilizan para la comunicación. Sin embargo, el tráfico de barcos va a perjudicar la comunicación de los animales. Es como si vivieras al lado de una autopista, o una carretera muy transitada, y los coches pasaran todo el tiempo, ¡es molesto! ", explica Lucia. 

Los científicos están cada vez más alarmados por la contaminación acústica submarina: supone un estrés adicional para la fauna marina, ya amenazada por numerosos impactos antropogénicos. 

Cada vez hay más pruebas de que la contaminación acústica puede afectar a una amplia gama de animales marinos e incluso plantas.

Posibles consecuencias en toda la cadena alimentaria

Lucia Di Iorio está realizando un experimento de laboratorio para investigar si el sonido submarino puede afectar incluso al fitoplancton. 

Si estos organismos microscópicos también se ven perjudicados por el ruido, eso significaría que las consecuencias de la contaminación acústica pueden repercutir en toda la cadena alimentaria; lo que afectaría a organismos que van desde las criaturas marinas más pequeñas, hasta las más grandes.

'Vigilancia mundial' contra el ruido submarino

Desde hace tiempo se sabe que los sonidos submarinos son esenciales para que ballenas y delfines encuentren su camino, localicen alimento y se comuniquen.

Por eso, investigadores como Michel André, que dirige el Laboratorio de Bioacústica Aplicada de la Universitat Politècnica de Catalunya", se han centrado, hasta hace poco, en los mamíferos marinos.

Ahora está claro que los efectos nocivos de la contaminación acústica en el océano van mucho más allá de los delfines y las ballenas; y para abordar eficazmente este problema podríamos necesitar una vigilancia mundial continua del ruido submarino.

"Descubrimos que otras especies, concretamente los invertebrados, estaban sufriendo probablemente más que los cetáceos. Y esto ha cambiado totalmente la forma en que estábamos abordando estos efectos del ruido en el medio marino", explica Michel. 

Con los resultados del proyecto de investigación europeo denominado "LIDO"-"Listening to the Deep-Ocean Environment"-, el laboratorio de Michel André ha desplegado una amplia red de estaciones acústicas marinas.

El ruido generado por el hombre en el transporte marítimo, la construcción de parques eólicos y las operaciones industriales o militares crean una 'niebla acústica' submarina, que puede desorientar a los animales marinos.

¿Cómo reducir el impacto del ruido?

El río Elba, cerca del puerto de Hamburgo, en Alemania, es una ruta marítima muy transitada que pasa cerca de bancos de arena, en donde hay una gran población de focas. 

Esta proximidad permite a los científicos observar cómo reaccionan estos animales al ruido, y dar sugerencias para que los barcos sean más silenciosos.

Joseph Schnitzler, investigador postdoctoral del Instituto de Investigación de la Fauna Terrestre y Acuática, utiliza etiquetas electrónicas, un dispositivo que se adhiere a las focas y que se desprende automáticamente, con el fin de registrar los movimientos del animal y el nivel de ruido a su alrededor. 

Las focas de esta zona dependen del sonido para cazar presas, porque la visibilidad en el agua del río es escasa. El ruido de las hélices y los motores interrumpen la caza de las focas y las hace bucear inquietas. 

"Para reducir estos impactos, se plantea una mezcla de soluciones técnicas, como el cambio del diseño de las hélices; pero también la reducción de la velocidad de los buques o el desvío de una vía de navegación", explica Joseph. 

Los científicos del proyecto europeo Saturn están estudiando aspectos biológicos y de ingeniería que ayuden a reducir el ruido, con lo que se disminuiría al menos uno de los muchos impactos humanos nocivos sobre el océano.

Fuente: Euronews


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