Producción y destrucción
Los coches consumen mucha energía antes de salir a la carretera. La fabricación de automóviles deja una huella gigantesca porque hay que producir materiales como el acero, el caucho, el vidrio, los plásticos, las pinturas y muchos más antes de que un nuevo vehículo esté listo para echar a rodar.
Del mismo modo, el final de la vida de un coche no marca el fin de su impacto medioambiental. Los plásticos, los ácidos tóxicos de las baterías y otros productos pueden permanecer en el medio ambiente. Afortunadamente, los amontonamientos de chatarra son cada vez más pequeños que en el pasado. Es posible reciclar unas tres cuartas partes del coche promedio actual, incluida la mayor parte de su estructura de acero.
Los costes de producción, reciclaje y eliminación para el medio ambiente son difíciles de cuantificar y escapan en gran medida al control de la mayoría de los consumidores. También es cierto que la mayor parte del impacto medioambiental de un automóvil, quizá entre el 80 y el 90 %, se debe al consumo de combustible y a las emisiones de contaminación atmosférica y de gases de efecto invernadero que, según los científicos del clima, provocan el calentamiento global. Afortunadamente, el nivel de ese impacto está muy controlado por el conductor.
Costes del combustible
Los productos petrolíferos encienden las alarmas medioambientales incluso antes de ser quemados. Extraerlos de la tierra es un proceso que consume mucha energía y puede dañar los ecosistemas locales. El transporte de los combustibles también puede consumir mucha energía y provoca ocasionalmente desastres medioambientales, como un vertido de petróleo. A medida que aumente la demanda mundial y las fuentes de combustible no convencionales, como las arenas bituminosas, resulten más factibles desde el punto de vista económico, los impactos ecológicos de la extracción de petróleo también podrían aumentar drásticamente. Esa es una de las muchas razones por las que la eficiencia del combustible es tan importante.
También es, en parte, la razón por la que los vehículos eléctricos pueden ayudar a reducir el impacto medioambiental, ya que no queman combustibles fósiles.
Calidad del aire
Los vehículos son los mayores responsables de la calidad del aire en Estados Unidos, ya que causan un tercio de toda la contaminación atmosférica del país. La niebla tóxica, el monóxido de carbono y otras toxinas emitidas por los vehículos son especialmente preocupantes porque dejan los tubos de escape al nivel de la calle, donde los humanos inhalan el aire contaminado directamente hasta los pulmones, lo que puede convertir estas emisiones en un problema de salud aún más perentorio que las toxinas expulsadas en lo alto del cielo por las chimeneas industriales.
En España, según el Sistema Español de Inventario de Emisiones del Ministerio de Transición Ecológica (anteriormente llamado de Medio Ambiente), el transporte terrestre es uno de los sectores que más emisiones tiene cada año. Aunque cabe destacar que las emisiones de monóxido de carbono, por ejemplo, se han ido reduciendo considerablemente desde el año 2000.
Infraestructura
Otro impacto asociado a los coches, también difícil de cuantificar, es la construcción de carreteras para mantenerlos, así como la expansión urbana que tiende a seguir su estela. Puede resultar difícil disociar este problema de otros factores, como el crecimiento de la población y el consumo de recursos, pero tampoco es fácil de resolver con avances tecnológicos como la eficiencia del combustible y la propulsión eléctrica. La construcción de carreteras tiene un gran impacto en las emisiones y la vida silvestre.
Fuente: National Geographic
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