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sábado, 3 de junio de 2017

EL CAMBIO CLIMÁTICO (LITERALMENTE) NOS QUITARÁ EL SUEñO



El calentamiento global ocasionado por los gases de efecto invernadero que producen los seres humanos tiene efectos patentes en el mundo físico: más ondas de calor, tormentas más abundantes y niveles más altos en los océanos, entre otros fenómenos. Sin embargo, en años recientes los expertos en ciencias sociales han tratado de responder una pregunta menos evidente: ¿qué implicaciones tendrá el cambio climático para el bienestar del ser humano?
 
Es difícil pronosticar qué sucederá en este ámbito, pues involucra una larga cadena de suposiciones. Distintos artículos científicos han predicho una gran variedad de efectos que van desde una mayor dispersión de las enfermedades tropicales o menos muertes a causa del frío y más a causa del calor, hasta viajes aéreos con más turbulencias.
 
Ahora hay que agregar otro efecto a la lista: en un mundo más caliente, se espera que las personas duerman menos. En un artículo publicado recientemente en la revista científica Science Advances, Nick Obradovich y algunos colegas predicen que pasaremos más noches de insomnio, en especial durante el verano, conforme aumenten las temperaturas globales.
 
Descubrieron que los más afectados serán los pobres, pues es menos probable que cuenten con aire acondicionado o puedan costearlo, y los ancianos, para quienes es más difícil regular la temperatura corporal.
 
Este artículo revela que, si dejamos que las emisiones globales aumenten, es probable que las personas experimenten más noches de insomnio de lo normal. Los investigadores calculan que para el año 2050 habrá seis noches más de insomnio al mes por cada 100 estadounidenses. Para 2099, según sus cálculos, esta cifra mensual se incrementará más del doble, a 14 noches más de dar vueltas en la cama por cada 100 personas.
 
Los investigadores saben desde hace mucho tiempo que el calor o frío excesivo pueden alterar el sueño de cualquier persona, pero nadie se había preguntado cómo afectaría eso a las personas en un mundo más caliente debido al cambio climático.
Obradovich es un experto en ciencias políticas que investiga el cambio climático y sus probables impactos en el ser humano; trabaja en Harvard y en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Se le ocurrió realizar este estudio en 2015, cuando estuvo en un apartamento de San Diego durante una onda de calor y sin aire acondicionado. ”No podía dormir”, recordó. “Mis amigos no podían dormir.
 
Mis colegas no podían dormir. Nos sentíamos mucho más malhumorados de lo normal”.
Para calcular el efecto que tendrán las temperaturas más cálidas en el futuro, examinó datos recopilados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades mediante un cuestionario que le pide a las personas que recuerden cómo fueron sus patrones de sueño el mes anterior. En efecto, descubrió un vínculo entre las fechas en que se registraron temperaturas más altas en ciudades específicas y los reportes de problemas de sueño entre sus residentes.
 
Para hacer sus predicciones, utilizó programas computacionales que calculan cuánto calor hará en lugares particulares si las emisiones de gases de efecto invernadero se mantienen en un nivel elevado.
Obradovich reconoció que en una encuesta sobre los patrones de sueño del mes anterior los recuerdos pueden ser muy vagos. Para realizar una investigación mucho más formal, sería necesario reunir a muchas personas en un laboratorio del sueño y manipular la temperatura para observar qué sucede.
 
“No existen los datos ideales y recopilar este tipo de información tendría un costo extremadamente alto”, señaló.
Otra falla significativa del estudio estriba en que es imposible saber cómo será la sociedad humana en 100 años. ¿Cuántas personas no tendrán aire acondicionado en ese mundo?
Jerome M. Siegel, director de un laboratorio del sueño en la Universidad de California en Los Ángeles, que no participó en el estudio, comentó que las hipótesis del estudio y las limitaciones de los datos generan varias interrogantes.
 
“La idea es buena y es verdad que las personas podrían verse afectadas”, concedió Siegel. “Pero este efecto del cambio climático es de lo último que me preocuparía, a pesar de que soy un investigador del sueño”.
 
FUENTE: The New York Times es , 31 / mayo / 2017
 

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